✧ UN DÍA CON PAPÁ ✧ TAEKOOK ✧

✧ DÉCIMO PUCHERITO ✧

Eran más o menos las diez quince cuando JungKook iba camino a su pequeño hogar.

Su día había sido bastante agotador, teniendo que pasar horas sentado en una oficina hablando sobre la mejor opción para la academia de baile y otras más en práctica para maestros. Sentía sus piernas temblar, pero llegar y tener a su pequeñito en brazos y poder besar los delgados labios de su querido TaeHyung, lo habían hecho resistir hasta el final del día.

Se preguntaba ¿cómo le habría ido el día a TaeHyung con SeongMinnie?

Su bebé era un amor de personita, siempre adorable y curioso, tenía que ponerle mucha atención pero ya se había acostumbrado a manejarlo.

Llego a la puerta de su departamento y la abrió con cuidado, quizá a esa hora SeongMin ya estaría durmiendo, y no quería despertar a su angelito.

Cuando por fin se adentró por completo a la sala, se quedó sin palabras, no sabía que debía decir o sentir en ese momento.

SeongMin estaba debajo de la mesa, aferrado a una de las patas mientras TaeHyung trataba de sacarlo jalando un listón que estaba amarrado a su torso y que parecía unirlo con su hijo.

¿Qué rayos estaba pasando con sus dos amores?

JungKook camino hasta estar más a la vista, aunque los dos pelinegros parecían bastante metidos en su discusión padre e hijo y ninguno lo había notado.

TaeHyung casi le rogaba a SeongMin para que se soltara de la mesa y el bebé regordete se aferraba con más fuerza soltando gimoteos y pequeños no.

— ¿Tae? —la voz de JungKook salió suave llamando la atención de los dos pelinegros.

Inmediatamente SeongMin y TaeHyung giraron hasta enfocar a JungKook, el mayor le sonrió y estaba dispuesto a hablar hasta que su bebé lo atacó accidentalmente, una vez más.

SeongMin vio a su papi JungKook, agitó sus manitas soltando una risita adorable y se despegó de la pata de la mesa para intentar correr hasta los brazos de su padre con mejillas esponjositas como las suyas.

Lamentablemente para TaeHyung, en el momento en que su hijo corrió a los brazos de JungKook el listón se tensó y lo jalo fácilmente al estar distraído, provocando que su entrepierna sufriera un fuerte y certero golpe con la esquina de la mesa.

TaeHyung jadeo del dolor, abriendo los ojos lo más que pudo y doblándose sobre la mesa para tratar de sobrellevar el momento.

SeongMin quedó con los bracitos estirados hacia JungKook en medio del camino, pues aún seguía unido a su papá TaeHyung.

Y JungKook sólo pudo llevar sus manos hasta sus labios, sin duda estaba sorprendido y se sentía mal por TaeHyung, pero estaba seguro de que SeongMin no lo había hecho a propósito.

Camino rápido hasta el bebé y le desató el listón, lo cargo en uno de sus brazos apoyándolo en su cadera y fue hasta donde TaeHyung estaba soltando lágrimas de dolor, lo ayudó a sentarse y corrió a la cocina en busca de una bolsa de hielo.

—Ten cielo, te ayudará con el dolor —JungKook le ayudó a poner la bolsa una vez regreso de la cocina.

Con dificultad, TaeHyung logró ponerla, no sin soltar maldiciones en el proceso, pero no fue buena idea porque...

— ¡TaeHyung! deja de hablar así, el bebé puede oírte.

SeongMin sólo sonrió chupando su dedito pulgar y recostó su cabecita en el pecho de JungKook.

—Papi, papi —el bebé restregaba su pequeña nariz de botón sobre el cuello del rubio.

— ¿Mmh? ¿Qué pasa mi amor, me extrañaste?

JungKook se fue a sentar al uno de los sofás con su hijo en su regazo para llenarlo de mimos, los dos se sumieron en u burbuja de amor y risitas.

SeongMin era un bebé completamente diferente, no había ceñitos fruncidos ni pucheritos de molestia, era solo risas y besitos para su papá JungKook.

TaeHyung apenas y podía respirar como era debido, pero pudo apreciar la tierna escena que estaban armando las dos personas más importantes de su vida.

En ocasiones como esas, en las que su pareja y su hijo se sumían en su burbuja personal, recordaba el pasado y un sin fin de emociones tanto dulces como amargas lo atacaban.

Pero aun así con todas las travesuras que su hijo pudiera hacerle, no había ni un solo segundo en el que si quiera pensara en dejar de amarlos, ellos eran la razón de su vida... Ellos eran su universo.

Una hora más tarde, JungKook salía de la habitación de SeongMin después de dejarlo durmiendo, se había dado un baño y después le canto a su pequeño para hacerlo dormir.

Una hora más tarde, JungKook salía de la habitación de SeongMin después de dejarlo durmiendo, se había dado un baño y después le canto a su pequeño para hacerlo dormir.

Llego a la habitación que compartía con TaeHyung y lo encontró sentado en la orilla de la cama con un zapato de SeongMin en la mano, se acercó a él y beso su mejilla.

— ¿Qué tal estuvo tu día mi amor?

TaeHyung suspiro y se giró para besarlo, una vez se separaron le respondió.

—Mmh bastante activo diría yo.

— ¿SeongMinnie se portó bien?

—Bueno, es un bebé con bastante energía.

JungKook sonrió y pasó sus dedos por la mejilla de TaeHyung.

—Hace un rato no te quise preguntar pero ¿qué sucedió con tu mejilla?

TaeHyung tenía un moretón en su mejilla izquierda, regalo de Kim SeongMin al quererle poner los zapatos.

—Nada realmente impresionante, pero sabes yo creo que cuando SeongMin sea más grande debemos meterlo a clases de artes marciales.

JungKook lo miro con duda pero prefirió no decir nada.

Una vez que estuvieron acostados entre las cómodas sabanas de su cama, JungKook decidió que era un buen momento.

—Entonces amor. ¿Te gustó pasar el día con SeongMinnie?

—Por supuesto, creo que no habíamos pasado tanto tiempo juntos desde que nació, deberíamos tener más convivencia padre e hijo.

—Genial porque tendremos un pequeño campamento de una semana en el bosque dentro de unos días, y es un lugar peligroso para SeongMinnie, así que tendrás que cuidarlo mi amor.

TaeHyung jadeo asustado.

¡¿Cuidar a Kim SeongMin por una semana?!

¡Si con trabajo y había podido sobrevivir a un día!

Definitivamente iba a terminar muerto en el intento, no había manera en la que él pudiera controlar a su hijo por tanto tiempo.

Se mordió los labios tratando de no llorar, la semana que se aproximaba, iba a ser una tortura lenta y larga.