承 Love | One week Nam's birthday

𝟐𝟔 𝒂𝒏̃𝒐𝒔, 𝒅𝒊́𝒂 𝒅𝒐𝒔

❝Hacerle un pastel de cumpleaños❞

Habías convencido a los chicos para llevarse a Namjoon durante la tarde, ellos aceptaron a cambio de que les regalaras una porción a cada uno, aceptaste y ellos también.

—Te lo regresamos en unas horas —canturreo Jungkook mientras empujaba a Namjoon hasta la puerta del apartamento.

Tú reíste y lo despediste desde la puerta. Ellos entraron al ascensor y luego de cerrar la puerta principal, te pusiste manos a la obra.

Hace ya unos días contactaste con tu mamá y le pediste una receta de pastel de chocolate, sirope y un merengue para decorar por encima. La receta no lucía complicada, por lo que empezaste a hacerla con mucho cuidado de no cortar la mezcla; alegremente eso no sucedió.

El bizcocho ya estaba listo, lo pusiste a enfriar y por mientras preparaste el merengue. A la hora de decorar recordaste tu infancia llena de pasteles y los pequeños detalles que tu mamá hacía en cada uno, la imagen de uno paso por tu cabeza y sonreíste al recordar el delicioso aroma.

Terminaste de decorar y repasaste la imagen mental, se parecían, eso te bastaba.

Lo dejaste sobre el mesón de la cocina y te pusiste un abrigo, luego de ponerte zapatos bajaste por el ascensor hasta la tienda de conveniencia, donde buscaste una velita para que él la apagase. Encontraste la vela perfecta y te dirigiste a la caja para pagar.

—¿Tu padre cumpleaños? —pregunta la señora a la que le calculaba la edad de su madre.

—Nop, mi novio. —Sonreíste radiante y le pasas el dinero, ella en una especie de shock te entrega la funda y asiente—. Gracias.

Caminas felizmente de regreso al edificio, dejas la vela al lado del pastel y te ocupas jugando con RapMon, el perro de Namjoon.

Las horas pasaron rápidamente y revisabas tu celular a cada rato, en una de esas ocasiones un mensaje de Yoongi llegó, estaba avisando que estaban a nada de llegar al edificio. Entonces corriste a la habitación y cambiaste tu ropa por una más bonita.

—Honey, ya estamos aquí... —escuchas desde fuera.

—Se ve delicioso ese pastel —dice Hoseok.

Te apresuras a salir.

—¡No lo toques! —gritas a Taehyung, quien tenía un dedo demasiado próximo al merengue, pero le jugó al vergas y volvió a acercar el dedo—. ¡Taehyung!

Nam solo pudo reír por el detalle y por el golpe que le metiste a su amigo en el hombro.