Comenzaré diciendo que si buscan alguna respuesta al final, estarán decepcionados. No hay una.
Préstenme sus oídos, y les relataré los eventos que me acontecieron.
Me hallaba, como es habitual, viendo un stream de Dagon Bol Cacota en una página yaoi (para deleite de los interesados diré que la URL es http://dragonballS.com.mx.ar.zzzz).
Había alcanzado la nada despreciable suma de ciento veintidós masturbaciones consecutivas, cuando el sexo en la pantalla se detuvo. El video de la página -página que por lo común tenía un excelente contenido homoerótico- había dejado de responder. Introduje un dedo en mi esfínter, a fin de obtener la motivación necesaria para seguir. Lo que sucedió a continuación en el capítulo invitaba al onanismo: no sólo no tenía nada en común con el capítulo anterior (titulado “El Violador Culero De Kokú”) si no que además era homosexual y excitante más allá de lo que creí posible.
En la pantalla, Kokú tenía sexo con Vergeta, aunque de una manera nada característica de Kokú, sino más violenta y sanguinaria. El embate sodomita de Kokú no cesaba ni por un sólo momento, y podían verse copiosos chorros de semen volar por los aires. Acto seguido, Kokú comenzó a violarlo con un tubo, mientras Vergeta sólo atinaba a mirarlo aterrado, de tal forma que casi podía oírlo decir “¡Por favor, Kakaroto, deja de violarme, por lo que más quieras!”. Pero la expresión en el rostro de Kokú era de una furia demoníaca, y prosiguió con su plan de violarlo, algo que Vergeta no podía evitar, recibiendo un ataque fálico descomunal.
Ante mi mirada incrédula, Kokú se detuvo y retrocedió levemente. Sin previo aviso, tomó a Vergeta por el culo (una técnica bastante común en la serie para lanzar al oponente por los aires). Empero, lo que pasó a continuación sí fue anormal e impactante: Kokú le arrancó de cuajo el pene, exponiendo los jirones de carne las venas sangrantes con un realismo que contrastaba de forma violenta con el estilo habitual de la serie. Vergeta se desplomó inerte sobre el suelo del planeta Fondo de Bikini (En la saga de Bob Esponja, donde anteriormente peleaba contra Calamardo), desangrándose lentamente. Con un grito desgarrador que me erizó el vello púbico, un Vergeta aterrado le suplicó a Kokú que detuviera su ataque anal. En vano, pues Kokú, con sus sentidos embotados por la más que mediocre música de Dubstep que escuchaba, hizo oídos sordos a sus súplicas, lanzando la inútil verga al suelo, junto a su víctima, gesto puntuado por una serie de gritos bestiales, casi porcinos.
Mientras sus gritos aumentaban en volumen e intensidad -al punto de que mis intestinos depositaran su preciada carga en mis pantalones- su cabello y sus ojos adquirían una tonalidad blanquecina, seminal acaso. La expresión de Vergeta delataba excitación y sorpresa a partes iguales. Esto me llevó a pensar que su reacción se debía a que ésa era la forma habitual en que Kokú se comportaba. En efecto, Kokú ya estaba cagándose, pero no en su forma de Súper Putin, sino en una abominación peor. Sin dejar de gritar, Kokú empezó a arrancarse la verga, los colgajos de carne cortándose con un sonido hipnótico. Luego, comenzó a picarse y rascarse sus ensangrentados testículos, tras lo cual resbaló con una cáscara de plátano que se encontraba junto a él. Éste resbalón lo propulsó en línea recta hacia Vergeta, quien intenta otra huida desesperada y vuelve a fracasar. Kokú le agarró el pene, y se lo rompió con un sonido enfermante. Los testículos de Vergeta salieron disparados de su cuerpo, pero antes de que pueda registrarlo, Kokú lo toma del cuello y con un movimiento brutal le arranca un trozo de materia fecal, para luego elevarlo por el cielo. De repente, una columna de luz surge desde el mar, que se abre en dos, dejando salir desde sus profundidades a Peter la Anguila. Como un relámpago, Kokú se lo lleva. A continuación, empiezan los créditos, diferentes en las imágenes (tomas del rostro de Vergeta con manchas de semen y de su culo herido, así como fotografías de bostas), diferentes en la música (la tonada habitual había sido reemplazada por música porno ochentera), y diferente en los nombres. Sólo aparecía un nombre asignado a todas las áreas: Akira Toriyama. Si debía creer eso, significaba que ÉL había hecho ese capítulo. Y de repente salió un esqueleto y salto hacia la pantalla. El horror que me produjo tal acontecimiento, es tanto que ahora le temo a los esqueletos.
La transmisión termina. Muchos dejaron la página en este momento, así que solo unos cuantos de nosotros lo vimos de nuevo. Ver el episodio de nuevo solo sirvió para que se grabara en mi mente y me produjera muchas pesadillas.
He contemplado todo el horror que pueda contener el universo, y después de eso incluso el cielo primaveral y las flores estivales serán puro veneno para mí. Es de noche, especialmente cuando la luna se pone regrandota como una pelotota y alumbra el callejón, cuando veo a ese Koku. He intentado olvidarlo con la cocaína, pero la droga sólo me proporciona una cesación transitoria, y me ha atrapado en sus garras, convirtiéndome irremisiblemente en su esclavo. Así que voy a poner fin a todo esto, ahora que he contado lo ocurrido para información o diversión morbosa de mis semejantes. Muchas veces me pregunto si no será una fantasmagoría, un producto de alguna alucinación. Me lo pregunto muchas veces; pero siempre se me aparece, en respuesta, un Koku.No puedo pensar en las profundidades del mar sin estremecerme ante la espantosa entidad, mejor conocida como Peter la anguila, que quizá en este instante se arrastra y se agita en su lecho fangoso.