A f t e r

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Million little reasons—Oscar Lang.

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Sentía sus párpados quemarse con cada pestañeo que daba, realmente estaba muy cansado, física y emocionalmente.

Las luces de la sala de espera del hospital parecían burlarse de él, tenía muchas noches de desvelo encima, pero no podía dormir ni aunque quisiera, su preocupación era mayor y no se lo permitía.

Yoongi llevaba su séptima quimioterapia en contra de la leucemia, cuando resbaló en el baño y se hizo una herida en su costado zurdo que había pasado desapercibida hasta que dio señales de infección, causándole mucha irritación, hinchazón y dolor.

La cirugía era para sacar todo lo que albergara la herida, pues la hinchazón era por demás evidente y dolorosa, tratando de revertir el daño que la infección dejara y saber a qué se enfrentarían para tratarla.

Miró por milésima vez su sencillo anillo de bodas sobre su dedo y una voz lo sacó de sus pensamientos.—Usted es el omega de Min Yoongi, ¿cierto?— sobró la pregunta por parte del doctor, pues tenía tiempo tratando al alfa y, claramente, se podía saber de inmediato que eran un matrimonio de adultos jóvenes. Pero, debía llamar su atención de alguna forma.

Se levantó de la silla como si fuese un resorte tensionado al oír el nombre de su esposo.—¡Sí! Par-Min Jimin— respondió demasiado nervioso y alterado.

El beta le sonrió empático, para también darle cierta tranquilidad.—La cirugía salió bien, aunque, por alguna razón que desconocemos, no encontramos nada de líquido extraño en la herida y todo se reduce a hinchazón; no sabemos el por qué. Dado a eso, el alfa Min estará en terapia intensiva y bajo la vista de todos para estar al tanto de alguna novedad. Su presión es bastante baja, pero, dentro de lo que cabe, su esposo está muy bien... esperamos que dentro de las próximas cuatro o cinco horas podamos bajar el sedante— le dijo y vio al omega destensar el agarre que mantenía sobre sus brazos que no sabía en qué momento los había cruzado.—Volvimos a sedarlo porque despertó y sentía mucho dolor aún, pero, le repito, el señor Min va en buenas condiciones.

El omega suspiró aliviado y asintió ante la información recibida.—Muchas gracias, doctor. ¿Podría verlo?— preguntó con ilusión, una que decayó al ver la mueca que el hombre mostraba sobre sus labios.

—No tenemos esa libertad, si por mí fuera, en este mismo instante me lo arrastro con su alfa, pero mis compañeros están dando unas últimas revisiones y quizá alguno me delate con el jefe de piso— explicó con una mueca avergonzada.

—Oh... está bien— asintió, tratando de dejar de lado su anhelo de estar con su esposo por al menos un segundo y ser comprensivo con las reglas que sujetaban al hombre.

—Pero le prometo que cualquier novedad se la comunicaré en cuanto me entere— le dijo, no pudiendo evitar sentirse mal de no poder hacer algo por el momento para que el chico frente a él se reuniera con su alfa, entendía que en esos momentos la lejanía se sintiera dolorosa hasta en lo físico y no solo en lo anímico.—me retiro, con permiso— se despidió con una venia el mayor y se dio la vuelta para irse.

—¡Doctor Kim!— le llamó antes de que lo perdiera de vista. El beta le miró en espera de lo que fuera a decir.—gracias... por todo.

El mayor le dedicó una sonrisa, asintió y se fue a seguir con su labor.

Jimin se sentó de nuevo en la silla de esa sala por unos instantes, sopesando la información y ordenando sus pensamientos, luego se levantó de su lugar hacia el teléfono fijo. Tenía que pasar las noticias a los familiares de su alfa.

🌟Palm's Arcade🌟 YM • OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora