Deshazte del nudo

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A veces me quedo sin voz. Totalmente muda.

A veces no me salen las palabras. Se quedan estancadas en mi garganta, creándome un nudo que no puedo deshacer.

A veces ese nudo en la garganta me impide respirar con normalidad. Me impide desarrollar mi día a día con tranquilidad. Me impide vivir.

Y lo peor de todo es que llega sin avisar. Te levantas una mañana y está ahí. Sin razón aparente. Sin motivo justificado. Sólo aparece y tarda en irse. Y soy yo la única que puede decirle adiós... y no lo hago. Y no es por que no quiera.

Puede parecer que estamos bien, pero la verdad es otra muy distinta. Dentro de nosotros mismos lo sabemos. Siempre tratamos de ocultarlo y eso conlleva a no despegarnos de ese nudo. Aquel que nos tiene atados de pies y manos.

A pesar de ser alguien sociable, en lo que a nuestros sentimientos y emociones respecta, podemos ser más reservados. Y, a la larga, es algo que no nos viene bien.

El poder desahogarnos puede llegar a ser la mayor de las curas. Si es cierto que no siempre tenemos a alguien a quien llenarle el hombro de lágrimas, pero siempre nos tendremos a nosotros mismos.

Es por eso que me escribo esta carta, la cual irá cogiendo forma en las siguientes páginas. Para dar voz a aquello que está dentro de mí. Aquello que a veces me hunde. Mi nudo y sus historias. A ver si así y solo así consigo deshacerlo un poquito.

De: mí    Para: míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora