Parte única.

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 Risas se escuchaban junto a la orilla del mar.

Más cerca se visualizaban dos niños persiguiéndose tras tocarse una vez que se atrapaban, eran dos niños descalzos con ropas claras y que sus sonrisas brillaban más que la arena de la playa.

Había felicidad pura en sus caras con un simple juego como las traes. Era una tarde magnífica para ambos niños de cabello esponjoso y cabello picudo.

— ¡Kacchan eres muy rápido! — Gritó cansado el niño de cabello esponjoso, él estaba persiguiendo al chico picudo, pero paró un momento, este se extrañó que no le hubiese gritado de vuelta y a la hora de levantarse para ir a verlo, se encontró con una concha de mar espléndida que sólo se quedó callado admirando como relucía ante el sol que caían sobre ellos.

— Es linda, ¿no? — Comentó Kacchan orgulloso de sí mismo, empezó a reír por su logro personal, pero notó un brillo peculiar en los ojos del peliverde. Era algo que lo empujaba a hacer un regalo al chico en frente suyo, por lo cual se alejó del mar buscando algo en su bolsillo.

Encontró lo que buscaba y se sentó en la arena para comenzar a confeccionar su gran idea, hasta que el chico que se había quedado pegado en sus pensamientos, llegó al lado del pelo ceniza.

— ¿Qué haces, Kacchan? — Se acercó demasiado para hacer explotar el genio del rubio, dándole la espalda para seguir confeccionando lo que tenía en mente.

— ¡Cállate, Deku tonto! Cierra los ojos, no mires lo que estoy haciendo. Ya verás al final mi gran idea. — Dictó el chico explosivo concentrándose aún más en el desarrollo de su creación, ya estaba casi listo, las habilidades que le enseñó su mamá no quedarían en vano.

Deku hizo caso al rubio y se sentó detrás suyo con los ojos tapados por sus manos mientras esperaba al anterior mencionado, no sabía por qué, pero se sentía ansioso por ver la creación de Kacchan, lo admiraba tanto que al verlo hacer cualquier cosa ordinaria este lo alabaría.

— Ya está. — Dijo el rubio alzando lo que él había creado; un amuleto de la suerte con la concha que había captado la atención Deku, este se dio la vuelta para mostrarle el regalo que había confeccionado para su amigo. — Deku tonto, destápate los ojos. — El mencionado le hizo caso y se destapó sus ojos curiosos para mirar lo que su amigo tenía en manos, sonrió bastante emocionado por la creación de Kacchan, pero pronto reemplazó su felicidad por una cara de confusión. — ¿Qué es eso, Kacchan? — Preguntó inocente el de pelo esponjoso, el preguntado sonrió con sus dientes para comenzar a explicar:

— Es un amuleto de la suerte. Mamá me enseñó a hacer algunas joyas ya que jodía mucho en casa y me convenció para hacer algunos para distraerme, pero este es especial. — De pronto se puso serio y Deku le puso aún más atención. — Este será tuyo, quiero que tú tengas suerte por el resto de tu vida y para no estar siempre contigo, quiero que lleves esto, es como si te diera algo de mi suerte... ¿Oye por qué estás llorando? — Se acercó al niño que se encontraba llorando frente suyo, quería golpearlo para que se callara, pero con él no funcionaría.

—K - Kacchan es genial y yo...Yo...L- lo cuidaré para siempre. — dijo ente su hipo producto de su llanto, Kacchan sólo suspiró ante la reacción de su amigo, este le dejó el amuleto sobre la mano de Deku, quien con determinación lo guardó en el bolsillo de su pantalón — Kacchan, ya hay que regresar, está anocheciendo. — Comentó en una sonrisa en medio de sus ojitos llorosos para acto seguido pararse y ofrecerle su mano al chico que aún seguía sentado.

Pero antes de darle la mano, pudo apreciar una sombra detrás de Deku, este asustado gritó para que se agachara y en un acto seguido, este le obedeció, pero Kacchan fue rajado por una espada en medio de su cara, este cayó y se retorció en el suelo, chillando del dolor que sentía su cuerpo de tan sólo 8 años:

Una pelea caótica [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora