ċѧpuţuʟo uňo

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TRES AÑOS DESPUES

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TRES AÑOS DESPUES

Era un día lluvioso.

LuHan, el hermoso joven de la cabellera roja, regresaba de su trabajo como aprendiz de cazadores. Bueno, en realidad todo lo que le enseñaban ya lo sabia, su padre había sido su mas influyente, pues le dicto todas enseñanzas y correcciones pertinentes hasta que su técnica fue limpia y ágil como ninguna. Pero debía mostrar sus habilidades a los demás cazadores y aprender a trabajar en conjunto con ellos, y es que desde hace un año había decidido convertirse en un cazador oficialmente y llegar estar entre los de gran elite, para defender a su pueblo de los desastres que pudieran traer los lobos.

Si, lobos.

Después de su encuentro con SeHun, el jamás Regreso. En cambió, desapareció para siempre de su vida, sin dejar una hulla en las tierras oscuras de aquel bosque, pero si dejo una marca en LuHan.

Aquellas palabras de "Todas las tardes, corderito. Te esperaré en el bosque" y " No pienso soltarte jamas", solo fueron un vil engaño, una trampa seductora para salir ileso. Fue un plan de: aquí te pilló, aquí te mató, con el objetivo de aprovecharse de su cuerpo joven, casto e inocente. Y no es que LuHan se hubiese enamorado de él, o al menos no lo sabía, y es que desde que el lobo arrebató su virginidad no pudo olvidarlo, su cuerpo desarrollo una extraña necesidad por su contacto corporal, pasó noches en velas sin saber que hacer, desesperado por vivir una vez más aquella experiencia. Sentir los labios vehementes del lobo sobre su piel, su cola negra acariciando la unión de sus piernas, su hombría abriéndose camino entre aquellas profundidades jamás exploradas por ningún otro...

Aún sonaba extraño en sus pensamientos. Él, un adolescente pretendido por los herreros, leñadores, carpinteros y mas trabajadores de buena posición en su aldea, perdido en la idea de volver a ver a un lobo. Un animal salvaje el cual solo lo utilizo con fines lubricos y sucios.

De sólo pensarlo, lo hacía sonreír con despreció.

"Sus ojos. Eran de color miel. Sus pupilas parecían estar envuelta en crecientes llamas de fuergo." Las palabras de su padre y el recuerdo vivo de la primera vez que fue exceptador de aquella maravilla natural, seguía persiguiéndole. Su mente solía divagar entre lo sucedido aquel día, cerca del invierno, cuando apenas contaba con treces años de edad. Las emociones subyacentes.

Todo, todo fue una falsa ilusión. Un falso amor entre un lobo y un chico de aldea.

Sin embargo, esos sentimientos comenzaban a ser suprimidos poco a poco, siendo corregidos por las instrucciones que recibía de parte de los cazadores mas experimentados que lo "alistaban" para cualquier emergencia. Era matar o morir de una madera despiadada.

La situación de los lobos se había agravado últimamente. Muchos incidentes entre aldeanos y lobos se habían desatado con frecuencia, incluso muertes ocasionadas por garras que no parecían de algún animal común y mordidas que podían desfigurar cuerpos en un solo acto. Tal como se lo había contado su padre años atrás, todo lo que alguna vez fue pareció una leyenda estructurada por las viejas generaciones, tomaban ahora un sentido real, terrorífico. Lo experimentó en primera plana.

ċuıԀѧԀo ċoň єʟ ʟoɞo ~|| һuňһѧň ||~ (sєɢuňԀѧ pѧяţє)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora