Je suis Charlie

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Apenas había dormido en los días que había durado la oleada de atentados, estaba seguro de que debía tener unas ojeras horribles por no haber dormido y por haber estado llorado, aunque aquello no me importaba para nada. Claramente con solo mirarme a la cara se podía apreciar mi tristeza. Aquella tristeza no la superaría hasta dentro cierto tiempo, aunque nunca se acabaría de ir. Siempre la tendría en mi corazón aunque quisiera olvidar lo que pasó, no podía olvidarlo. ¿Pero cuál había sido el inicio para que me encontrara así?
Había pasado todo el día trabajando, como los demás días, sin demasiadas preocupaciones. Pero al volver a casa todo cambió, ya nunca volvería a ser igual para mí.
Encendí la televisión y pude ver unas imágenes de un tiroteo en París. No era algo extraño, en mi ciudad siempre había algún que otro altercado. Así que con la televisión aun encendida continúe haciendo mis cosas. No le estaba prestando atención a la televisión hasta que escuché Charlie Hebdo. En aquella revista trabajaba mi hermano y al oírlo levanté la vista hacia la pantalla. Aquellas imágenes del tiroteo habían ocurrido en la redacción de la revista. Había habido un atentado. Al oírlo se me cayó el alma a los pies, pero tenía esperanza de que solo hubiera habido daños materiales, nada más. Aquella esperanza me duró poco, ya que unos instantes después aparecieron las caras de los fallecidos y entre ellas se encontraba la de mi hermano.
Involuntariamente empecé a llorar desconsoladamente, me acababa de enterar de que había perdido a una de las personas que más quería en este mundo. De él había aprendido todo. Era la persona con la que más confianza tenía, le podía contar cualquier cosa sin vergüenza alguna.
La noche anterior había estado con mi hermano, me parecían tan lejanos aquellos recuerdos... Las cosas pueden cambiar tanto en tan poco tiempo...
Al rato recibí la llamada de mi madre contándome lo de mi hermano. Lo primero que hizo, entre llantos, fue disculparse por no haberme llamado antes. Le dije que no tenía importancia, que no se preocupara. Su voz era interrumpida cada poco tiempo por sus lágrimas. Lo comprendía perfectamente, perder a un hijo debe de ser una de las cosas más duras... En aquellos momentos debía apoyar a mi madre, ya que ella estaba muchísimo peor que yo. Era la primera vez que la podía percibir así, era una mujer muy fuerte que por mal que le fueran las cosas nunca había demostrado flaqueza, pero esto podía con ella... Después de un largo rato colgó dándome las gracias por haberla ayudado.

Me senté en el sofá pensativo, dejé la mente en blanco por un momento. No pensé en nada, era como si estuviera en otro lugar. Necesitaba pasar aquella noche solo, necesitaba poner mis pensamientos en orden.
Durante el funeral rememoré la infancia con mi hermano y otros buenos momentos que habíamos vivido juntos, como lo extrañaba. Me destrozaba la idea de que ya nunca más lo vería.

El día siguiente lo pasé en vilo por si se descubrían nuevas pistas sobre los culpables del asesinato de mi hermano. Aquella noche no había podido dormir demasiado, unas cuatro horas como mucho, pero cada vez que me dormía venia a mi el recuerdo de mi hermano. Necesitaba hablar con alguien. Cogí mi teléfono y llamé a mi mejor amiga, Natalie. Ella no sabia nada de lo de mi hermano, había escuchado lo de la masacre, pero nada más. Al contárselo digo que vendría en seguida, cumplió su palabra.
Nada más llegar me dio un fuerte abrazo, luego me miró y vio que mi aspecto no era el mejor que había tenido.

-Lo siento mucho-digo ella mientras yo cerraba la puerta-. Sé que no te consolaré demasiado, ya que estas cosas no se pueden arreglar... Tienes que salir a que te dé un poco el aire, te sentirás mejor.

La verdad es que no tenía demasiadas ganas de salir, pero quedarme en casa llorando no iba a solucionar nada. Así que finalmente acepte la propuesta de Natalie. Me preparé mientras ella se quedaba en en el salón viendo el televisor, todos los parisinos estábamos ansiosos por saber más sobre lo que ocurrió.

-Joel-me llamó Natalie desde el salón mientras yo me terminaba de vestir-, creo que deberías ver esto.

Le hice caso y me acerqué corriendo al televisor. Estaban dando novedades sobre los terroristas. Decían que eran tres y que dos eran hermanos. Aquello me dolió mucho, un par de hermanos habían matado a mi propio hermano. Me pregunté cómo estarían ellos si a uno de ellos lo asesinaran, creo que estarían como yo me encontraba en aquel momento. Aquellas personas no tenían sentimientos... Dijeron en las noticias que seguramente se trataba de un ataque yihadista. Aquello no me extrañó, ya que la revista Charlie Hebdo no se caracterizaba por su seriedad en cuanto a sus viñetas. Hacían bromas sobre todo el mundo, sin distinción entre religiones, nacionalidades, hombres, mujeres... Si se trataba de yihadismo, seguramente hubiera sido por la libertad de expresión...

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