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El club de música era la mejor parte de mi día si les soy sincero. Era donde podía ser yo mismo y no tener que fingir ante nadie para caerles bien.
Un estruendo fuerte se oyó desde la esquina del colegio. Todos salieron a observar nerviosos mientras los profesores tomaban las medidas de seguridad pertinentes alejando a los alumnos de las ventanas.
—¿Qué habrá pasado? –preguntaba Daniela asustada
—No lo sé –dijo Michelle, la chica que tocaba la guitarra junto a mi en el club
—Quédense todos donde están, ¿entendido? –todos asintieron
El profesor salió del aula a encontrarse con los demás docentes mientras la líder del club intentaba calmar a todos. Yo como buen curioso que soy, me asome a la ventana y casi se me salieron los ojos de sus respectivas cavidades.
—¡Es ella! –grité impactado
Todos me miraron desconcertados ante mi reacción. Salí de la habitación del club corriendo pese a los llamados de la líder, bajé las escaleras y atravesé las puertas de la entrada lateral del colegio, donde había ocurrido el incidente. Los profesores rodeaban la escena y la policía también. Había un automóvil que atravesaba la pared haciendo un caos enorme. El chofer estaba muerto y había una chica muy mal herida en el suelo. Esa chica....era ella.
Sentí un dolor en el pecho que me ahogaba. Un trozo gigante de vidrio atravesaba su estómago, estaba desangrándose. No podía creerlo. Hasta hace poco esa chica estaba bien y de repente, estaba a punto de morir.
Mis pies se movieron solos liderando el camino hacia la ambulancia donde los paramédicos la auxiliaban. Los profesores presentes me tomaron del brazo alejándome de allí, logré soltarme y preguntarles a cual hospital se dirigían, necesitaba ir.
Tomé las llaves de mi auto y fui detrás de la ambulancia. Era el hospital central , y por alguna razón, me resultaba conocido, pese a nunca haber estado en él.

En su interior todo era un caos, habían pacientes heridos, médicos y enfermeras corriendo en todas las direcciones. Fui a información y pregunté
—Hola, ¿señorita?– pregunté con tono dubitativo a la chica de cabello negro que lucía bastante ocupada
—Dame un minuto –respondió sin mirarme mientras contestaba una de las llamadas de los teléfonos que descansaban en su escritorio. — ¡Ya dije que los análisis los llevó el Dr. Greene a neurología! –gritó colgando frustrada. —Que decías cariño? –me miró ya un poco más calmada
—Ahm...busco a una chica de cabello por los hombros color café que llegó hace unos minutos por un accidente de auto.Tenía un cristal...atravesando su estómago –dije tragando con nerviosismo
—Ah si, recién llegó hace 5 minutos. ¿Tienes algún parentesco con ella?
—Ahm yo....yo....yo soy....su novio –dije casi temblando
La chica me miró evaluando mi reacción y dijo:
—Lo siento, pero es información confidencial, solo los familiares pueden ser informados –dijo con calma
—¡Por favor! ¡Necesito verla! Ella...ella...necesito..yo...–mi cuerpo comenzó a tambalear, todo me daba vueltas. Todo a mi alrededor comenzaba a tornarse oscuro y borroso, y justo cuando sentí que iba a caer al suelo, volví a verla a lo lejos, mirándome como si me odiara.

AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora