El monstruo

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Puedo escuchar como dentro de mí vuelven a emerger traumas pasados gracias al veneno que expulsas por la boca.

Dentro de mí vuelven esos demonios de los que no he hablado, esos que pensé que no volverían a venir.

A veces eres azúcar pero el veneno hace que se diluya esa parte de ti.

Dices protegerme pero estoy segura de que solo quieres que sea una marioneta entre tus dedos.

Creo que en el fondo nunca te he gustado, ni yo ni mi forma de ser porque siempre encuentras la forma de hacerme sentir culpable cuando soy yo misma.

Odias mis gustos y los tiras por los suelos siempre que puedes. 

Siempre que me ves sonreír o cuando me maquillo dices que si es por algo en especial pero no, no lo preguntas en el buen sentido, sino en el malo.

Puta…

Guarra… 

Zorra… 

No vales para nada…

Vas de mujer y eres una inconsciente…

Tus palabras son como palizas para mí, destruyes la poca autoestima que tengo.

Y yo, como una gilipollas, intento que me aceptes tal y como soy, pero nunca lo harás.

Siempre hay una voz que nunca te calla, esa voz también dice protegerme, pero no lo hace. No al menos cuando se trata de ti.

Dices que mis amigxs nunca estarán ahí para mí pero al final son los únicos que están ahí siempre.

Te quejabas de la persona a la que amaba y era lo único que me hacía feliz. Tú no lo hacías y me quitabas la sonrisa a golpes.

Pasas por mi lado y ves que tengo los ojos ensangrentados y pasas de ello. Dices que te duele verme así pero es una puta mentira.

Y que quede claro, esto no es poesía, solo es un puto exorcismo.

Sin embargo, ya te encargarás tú de que vuelvan esos demonios.

Por eso me refugio en la poesía, esa que dices que no existe. Pues es una de las pocas cosas que puedo disfrutar en esta cárcel.

Necesito salir de aquí, me estoy ahogando en tu veneno.

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