V El queso antiguo

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Hyunwoo caminó confuso hasta la salida, volvió a casa y encontró a Minhyuk tumbado sobre el sofá con la misma ropa que llevaba en la mañana. No se había duchado y solo había comido cereales, que era el último que a Hyunwoo le quedaba en la despensa después de que Minhyuk la atacase. No era que le molestase especialmente, aunque de no haberse encontrado con Naeun hubiera sido su prioridad.

¿Qué significaba que le había roto el corazón a Minhyuk? ¿Por su culpa no tenía alma? ¿tenía que ver con sus problemas para trabajar?

— Min, no te has duchado — dijo y Minhyuk asintió.

— No le veía sentido a hacerlo si me iba a poner la misma ropa — explicó sin muchas ganas.

— Es que deberíamos ir a comprar comida— dijo sin saber cómo sacar el tema de Naeun. Le sonaba que Naeun había sido un rollo suyo, pero a Minhyuk le conocía mil novias, mil novios y sietemil historias de una una noche —. No quiero ir solo.

Minhyuk asintió y se fue directo a la ducha. Fueron unos diez minutos, diez minutos en que Hyunwoo se apresuró a tirar los pantalones de pijama de Jinyoung y bajar la basura antes de que Minhyuk lo supiera. El desorden sería el culpable de la desaparición de aquel par de pantalones.

Cuando Hyunwoo volvió de tirar la basura vio a Minhyuk con ropa de calle, el pelo mojado y preparado para acompañarle al supermercado. Se veía tan delgado, más de lo habitual y sus ojos parecían cansados a pesar de que probablemente no había hecho nada en todo el día. Minhyuk era alguien naturalmente guapo, pero aquella vista de él no era la habitual. Aunque sí, le veía guapo igualmente.

— ¿Te he roto el corazón? — Preguntó. Estaba en la puerta del apartamento prácticamente con las llaves en las manos y la visión de Minhyuk hacía que aquella fuera su única pregunta. En su cabeza sonaba la voz de Naeun, estaba enfadada, tanto que por un momento Hyunwoo había creído que le iba a pegar.

Minhyuk negó. Sonreía, no parecía mentir, aunque Hyunwoo tampoco sabía si lo hacía o no.

Caminó hacia la puerta de salida y se apoyó en su hombro, le rodeó con los brazos y lo dijo.

— No, no has hecho nada de eso — afirmó Minhyuk. Su tono de voz tampoco parecía decirle a Hyunwoo que mintiera.

— He visto a Naeun y ha dicho cosas — empezó a decir para callar de golpe. No sabía cómo explicarle lo que había ocurrido con Naeun, para empezar porque creía que tal vez debería contarle todo lo que había ocurrido con Hoseok o hablar de lo que había ocurrido en la mañana —. Dice que...

Minhyuk empezó a negar.

— Naeun solo sabe una parte — le cortó.

Fue un momento gracioso para Minhyuk porque Hyunwoo asintió y Minhyuk no pudo evitar reírse. Le sujetó la mano a Hyunwoo por un momento y le quitó las llaves de casa. Hyunwoo dejó que hiciera aquello y las dejase caer al suelo. Minhyuk volvió a evadir toda conversación soltando su mano y sujetándole la cara para volver a besarle. De nuevo aquella sensación de vainilla, la tensión que sentía en los hombros, la necesidad de sujetarle por la cintura, de apretarle contra sí mismo y aquella pequeña parte de pánico. Era un pánico racional, Minhyuk le besaba para evadir cosas, no sabía si le besaba porque quisiera besarle.

 ¿Hacía Minhyuk aquello desde hacía mucho? ¿Besaba a la gente sin más cuando se sentía mal? Era confuso, agobiante y a la vez no podía evitar sentir el contacto de los labios suaves de Minhyuk, la sensación perfecta y deliciosa de su olor, de su esencia rozándose con él.

Una tarde después del entrenamiento de piscina, Hoseok le había esperado en el vestuario para hablarle. Hoseok tenía el corazón roto aquellos días, ¿si medio instituto iba detrás de él por qué tenía que gustarle el único tipo heterosexual que conocía? Se iba a pasar la vida llorando por aquello.

Queso rancio - ShowHyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora