tres

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- Pequeño Lix, despierta. ¡Aquí hay una sorpresa para tí!- sacudió suavemente al menor, viendo como se despertaba lentamente y frotaba sus ojos con sus pequeñas manos.

Changbin observaba todo unos pasos atrás, maravillado. ¡Felix era como los bebés de las caricaturas, esos que te daban ganas de abrazarlos!

- ¿S-sí?- murmuró, aún sin despertar.

- ¿Conoces a Changbin? Te ha hecho un regalo.- se dió la vuelta, dejando al descubierto al mayor.- Binnie, ven, Felix ya está despierto.

El pelinegro dió unos pasos hacia delante, bajando la cabeza de repente. Se sentía avergonzado. ¿A Felix le gustaría?

Tendió la hoja, sujetándola con las dos manos con los brazos totalmente extendidos hacia delante y la cabeza entre ellos, aún tímida.

- T-te he dibujado.- empezó a hablar, sin dejar de mirar su dibujo.- Este e-eres tú, y éstas son las galaxias que tienes en tus mejillas.- tragó saliva, alzando una mano sobre el papel.- Esta es la vía caramelo, se llama así porque parece un dulce. Esta es la vía perrito, porque parece un perrito. Estás no tienen nombre, pero son muy bonitas. Y... Esta es mi favorita, la vía corazón. Me gusta como forman eso, mamá también dice que es muy bonito...

Esperó a que el menor comentara, pero no lo hizo, por lo que levantó la cabeza con temor.

- ¿N-no te gusta? Pe-perdón, es que me gustan mucho tus galaxias porque...

- ¿Te gustan mis pecas?- el menor no dejaba de observar maravillado el dibujo, sin dejar de creer que alguien lo viera bonito. Todo el mundo decía que eran feas, ¿por qué un niño de los mayores le diría lo contrario?

- S-sí, son muy bonitas.

Felix sonrió, levantando la cabeza y abrazando al mayor, arrugando un poco la hoja.

- Gracias, Binnie.

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