El lenguaje de las flores.

290 36 16
                                    


Se podía escuchar el sonido del reloj de pared en la habitación de Trey, era de madrugada y toda la noche no pudo concebir el sueño. Muchas cosas lo estaban torturando muy dentro de su cabeza.

Jade se negaba a escucharlo desde hace tres días. Tres vitales días que fueron completamente prescindibles para los chicos.

La habitación estaba llena de libros y apuntes tirados por el lugar. Claramente el y su compañero habían quedado de acuerdo en hacer esto cada quien por su lado, pero claramente no iba a servir.

Se levantó de la cama y encendió una pequeña lámpara de escritorio mientras observaba dormir pacíficamente a Riddle. Se acercó lentamente a él y rozo su mejilla con el dedo índice. Era realmente adorable, pero aun así, solo hacia su pecho doler, ya que poco a poco esa vida se estaba consumiendo con el pasar de los días.

Y se encontraba en su responsabilidad terminar esto. Pero sabía que solo nunca lo lograría.

-¿Acaso eres idiota?-Hablaba solo-No vamos a lograr nada por separado, pero eres tan terco... ni siquiera me escuchas-Comenzó a rascar su cabeza mientras caminaba de una lado a otro intentando calmar su frustración.-Solo pido una cosa... escúchame, por favor. Yo no jugué con tus sentimientos...

De repente, comenzó a escucharse unos pequeños pujidos para luego ser acompañado por un llanto. Riddle tenía hambre.

Lo cargó en sus brazos. Por un momento, se sintió mareado, no había dormido bien últimamente y las ojeras debajo de sus ojos eran una alarma. Estaba agotado: física y mentalmente.

-Vamos a darte de comer.-Fue hasta la cocina y le preparo un poco de leche. Mientras lo miraba y lo mantenía en sus brazos su puso a pensar mil cosas. Siempre lo cuidaba pero nunca pensó a llegar a vivir este tipo de cosas.- ¿Puedo pedirte un deseo?-Le dijo al bebé. En su ciudad natal, había una pequeña superstición donde los bebés nacen con una bendición a lo cual podían cumplir un deseo.- ¿Puedes darme una oportunidad con él?-De repente una risilla salió de su boca. Se sintió como un estúpido creyendo en esas tonterías.-Vamos a dormir.

Riddle alzó sus manos hacia la nariz de Trey con una risita, mientras aquellos ojos grises lo observaban con mucha dulzura.

Por un momento sintió que sus problemas desaparecían y solo quedaba ese momento de paz y tranquilidad.

-Gracias.-Le dio un beso en la frente y se retiraron a la habitación de nuevo a dormir.

Trey pensó que sería otra mañana igual pero el sonido de las gotas chocando contra la ventana lo despertó. La habitación seguía en una tonalidad oscura. Estaba lloviendo.

Salió en pijama a ver la situación en donde estaban los estudiantes.

De repente, una carta voló por la puerta principal y cayó a manos del chico de ojos dorados.

Nuevamente venia de Crowley la cual decía que las clases fueron canceladas debido a que vendría una tormenta muy peligrosa por lo cual lo estudiantes no podrían salir.

-¿Tormenta?-Solo era una lluvia; si era intensa, pero no había viento ni truenos y tampoco podía dejar la investigación de lado, además de que tenía que terminar de una vez por todas, el juego de Jade. Ya tenía suficiente de todo esto.-Ace, Deuce.-Los llamó, a lo cual aparecieron de forma inmediata sin embargo tenían cara de que algo malo hicieron y se notaban nerviosos.

Trey suspiró.

-¡L-legamos!-Dijeron mirándose con nerviosismo.

-Por el amor a la reina de corazones-Intento mantener la calma.- ¿Qué hicieron ahora? Bah... déjenlo así ¿Pueden cuidar CON SU VIDA a Riddle?

El lugar donde descansa el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora