— ¿Segura qué estas bien? Ese corte no tiene pinta de sanar pronto.— Por decima cuarta vez le digo que estoy bien y que no duele nada, literalmente. Pero es Jules, jamás se quedará tranquila.
— Haz tenido mala suerte, en mi semana de prueba no tuve ni un rasguño, uno que otro arañazo pero nada comparado con tus cortes, bueno Delia no tenía derecho a ser tan agresiva.
— Quería dejar claro su punto de que pasará si no acepto su propuesta. De igual manera no me echare hacía atrás, tengo clara mi decisión y también tengo una forma de dejarle claro mi punto.— Ella me da una mirada de desaprobación, pero no dice nada, eso es un progreso.
— Tengo curiosidad de como funciona tu cabeza Guildeforde, espero te abras un poco más conforme pase el tiempo, no presionaré, pero también debes poner de tu parte para no alterar mis nervios.— Le regalo una corta sonrisa. También me causa curiosidad como funciona su controladora y bipolar mente. Siendo tan opuestas, es la primera persona que logra agradarme después de un día, aunque a veces me aburra y necesite estar lejos de su insufrible voz. Tal vez la bipolar aquí soy yo.
— Bueno, no se tú pero tengo sueño, así que iré al baño a cambiarme, si no quieres dormir ahora, vete con tu mente retorcida a vagar por ahí.— Me lanza un beso y le guiño un ojo, pues no pensaba devolvérselo. Tener una amiga es nuevo tanto para ella como para mi, pero la diferencia es que ella tiene a Frey, yo jamás tuve a nadie salvo a Marilyn.
Así como tenía planeado la alarma sonó a las siete y media de la mañana. La gente aquí se despierta a cualquier hora, pues esta semana de pruebas es como de vacaciones. Supongo, y espero que a la hora de ir a clases tengamos un horario más organizado. Y conociendo a la gente como Delia, es de esas personas que hacen todo temprano y que tiene todo absolutamente organizado.
Hago todo lo más silencioso posible, aunque por lo visto Jules no se despierta fácilmente, además soy bastante cautelosa por naturaleza.
Me pongo una de las tantas camisetas negras que tengo, con unos simples jeans azules y unas zapatillas del mismo color que la camiseta. Me sacudo el pelo con la toalla y salgo a uno de los solitarios y oscuros pasillos de este lugar. El silencio y la soledad me transmiten tranquilidad, hasta que veo una persona acercarse a mi, camina lento, y si no me equivoco algo cojo, no puedo ver su rostro, esta a contra luz y también algo lejos para identificar quién es. Cuando pasa al lado mío no se porque algo dentro de mi me invade y me veo en la obligación de preguntar.
— ¿Frey?.— Si no lo hubiera hecho, pasaría al lado mío sin darse cuenta de mi presencia. Su mirada estaba perdida, hasta que escucha mi voz trayéndolo de vuelta a la realidad. Pestañea varias veces seguidas y recompone la postura.
— Ah... Rhea, ¿qué... haces aquí?.
— Cobrando venganza ¿y tú porque luces tan mal?.— Ni siquiera presta atención a lo primero que dije, o simplemente sabe que no es asunto suyo.
— Si yo... camino dormido.— Elevo una ceja, mirándolo de pies a cabeza.
— ¿Y duermes con jeans y zapatillas?.— Se mira lo que trae puesto, y se rasca la cabeza. — Tienes la misma ropa de ayer... y unas enormes ojeras.— Me mira con grandes ojos, uno más cerrado que el otro, esta irritado, golpea el piso con su zapato mientras tiene una mano en la cadera, seguramente pensando en que decir.
— Mira no tuve una buena noche, así que me gustaría estar solo en este momento.— Le doy una mirada rápida, a mi no me gusta que se metan en mis temas, no tendría porque meterme en los de nadie. Vuelvo a mi camino inicial sin decir más. Y con tan solo dar dos pasos, algo frena mi caminar. Cuando me volteo, Frey me tenía agarrada de la muñeca.
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Lost souls
Teen FictionSi... hubo una vez una historia, una historia que decía que nacerían siete chicos con dones extravagantes, pero que morirían bajo la daga de las almas perdidas. Pero nadie se interesó en la secuela de esa historia, que contaba sobre una octava perso...