"Nada podría salir peor"
Jo
Vuelvo a tachar el párrafo entero, nada de lo que escribo me convence del todo.
Comienzo una lectura rápida desde el inicio de la página, este trabajo va a volverme loca si no lo acabo a tiempo, odio entregar las cosas fuera de plazo, lo cual choca mucho con mi habilidad para posponerlo todo.
Me quito las gafas y me paso la mano por mis ojos, sintiendo lo cansados que están y las ganas que tienen de cerrarse, pero no lo permito, tomo otro sorbo de café y noto el líquido caliente bajando por mi garganta, no
me gusta el sabor del café solo, es demasiado amargo pero es lo único que consigue mantenerme activa.Una vez estoy satisfecha le doy al botón de imprimir y me relajo en la silla de mi escritorio, estoy a punto de echar una cabezada cuando un molesto pitido me devuelve a la realidad. La impresora se ha quedado sin tinta
- Mierda
Me levanto sin ganas y le doy una mirada al reloj, al haberme pasado la toda noche escribiendo sin dormir ha hecho que el tiempo pase corriendo y son las 9:00 A.M. sin siquiera arreglarme el moño cojo la primera sudadera que encuentro y me la pongo junto a unos deportes gastados que hay tirados por el cuarto, hago una mueca de desagrado pensando en que tengo que organizar mi habitación.
El espejo del viejo ascensor de mi departamento me demuestra el cuadro que estoy hecha, una sudadera rosa se pelea por la atención de cualquiera que la mire mientras que las mallas de cebra van ganando, a su vez unos botines que en su momento fueron blancos completan el look, rezo porque nadie esté despierto un sábado por la mañana y le agradezco al Dios de la ropa hortera que enfrente de mi piso haya una papelería.
Cruzo la calle mientras me pongo la capucha de la sudadera, por si acaso no quiero que me reconozcan.
De vuelta en el ascensor me quedo pensativa mirando lo jodidamente mal que voy vestida, y mi único pensamiento es que quemaría estas mallas sino fuesen tan cómodas.
Las luces del ascensor se apagan y el ascensor se queda quieto, le doy a la campanita y parece que nadie se percata de que me he quedado atrapada dentro, por lo que pacientemente espero a que alguien llame al técnico o haga algo que me saque de esta caja, miro mi reloj y veo que solo han pasado 10 minutos, si no me quedo dentro de esta chatarra durante mucho tiempo aún me da para ducharme y arreglarme para estar a la 13:30 en la universidad. Aún tenía que imprimir el dichoso trabajo.Muy bien, ya ha pasado una hora, y cada vez me estoy poniendo más nerviosa, lo único que hago es maldecir por no haber cogido el teléfono también.
Dos horas, mis uñas están destrozadas cuando escucho unas voces fuera, al parecer el técnico había llegado, 20 minutos después estaba corriendo hacia mi hogar, aún tenía tiempo, nada podría salir peor.
No tenteis al destino, lo digo en serio, no lo hagáis nunca por que inevitablemente veréis pasar el último autobús que va a tu dirección en frente de tus narices, incluso juraría que el conductor se ha reído de mí.
Sin rendirme llamo a un uber, la universidad me pilla demasiado lejos como para plantearme la idea de ir andando, miro mi reloj, 12:00 A.M. venga universo, no me pongas las cosas más difíciles, coopera un poco.
Justo al toque de la campana entro al aula, tenía la respiración agitada, el corazón a mil y creo que había perdido un pendiente, pero aquí estoy, en la clase de literatura justo a tiempo para entregar mi trabajo.
Cuando el viejo profesor dice mi nombre me levanto de mi asiento y sonriendo le entrego la hoja, era el trabajo mejor hecho de mis 19 años, estaba orgullosa.
- Espere srta. Beaumont, sr. Fletcher, venga usted también.
Sentí como mi alma se iba de mi cuerpo, noté el desconcierto en la cara de mi compañero, volví a la tierra para girarme a enfrentar lo que aquel hombre quería decirnos.
- Dígame srta. Beaumont, ¿No fui lo suficientemente claro al decir que no se podía repetir autor?
Iba a dar mi respuesta cuando el viejo cascarrabias me interrumpió.
- Dígame sr. Fletcher ¿No comprenden ustedes el significado de la individualidad?
Vi como abría su boca para después cerrarla, la vena de su cuello se marcaba de forma sutil estando oculta tras un tatuaje que rodeaba gran parte de este.
- Como hay dos trabajos y los dos son de la misma persona voy a ser claro. Solo uno de ustedes aprobará, el que cuente con mejor redacción, investigación y presentación se quedará con la nota, el otro tendrá que hacer un examen que contará el doble de la nota del trabajo, así aprenderán a escucharme cuando hablo. Y recuerden jóvenes, que los autores de los que llevan el apellido hayan colaborado juntos no significa que ustedes tengan que hacer lo mismo con los trabajos.
Me quedé de pie, estática. Estaba tratando de asimilar la situación en la que me encontraba. El otro alumno, Fletcher, no hemos hablado, ni siquiera nos hemos dedicado una mirada, no lo conocía en lo absoluto pero tenía claro una cosa, por su culpa estaba jodida.
Cuando tocó la campana y el profesor dio por finalizada la clase me levanté y fui a enfrentar al capullo tatuado. Estaba en tercera fila, un par de puestos detrás de mí mientras hacía algo en el teléfono, no se percató de mí presencia hasta que le di un golpe a su mesa, entonces lentamente levantó la vista del móvil y me miró de arriba abajo haciendo una mueca de disgusto, ¡Como se atreve, será canalla!
- Dije claramente el día que se decidió lo del trabajo que yo iba a hacer a Dante
Empezó a recoger sus cosas, y colocándose la mochila a un lado se levantó, me sacaba una cabeza y parecía intimidante ante los demás, a mí solo me parecía el imbécil de turno. Se giró y echó a andar pasando olímpicamente de mí, di un rodeo para colocarme en la puerta de la salida, no iba a escaparse tan fácilmente.
- Renuncia a tú trabajo, fuiste tú el que lo hizo mal
- ¿Tanto miedo te da que sea mejor que tú?
Si voz ronca me dejó pasmada, estaba segura de que mojaba muchas bragas, pero yo solo me centre en el reto que esa pregunta escondía
- ¿Crees que puedes ser mejor que yo?
- Sé que soy mejor que tú
- Te estoy dando una oportunidad, aprovechala
- Y yo te estoy devolviendo a la tierra, parece que nadie te hace bajar desde hace mucho
Notaba como se estaba divirtiendo, lo veía por como me miraba, por la sonrisa que llevaba, y eso solo hacía que tuviese más ganas de borrarsela de un puñetazo
- Escúchame imbécil, no se quien te has creído que eres para vacilarme así, no es mi puta culpa que no prestes atención a las cosas que te rodean, como tampoco es mi culpa que seas tan egoísta que solo te centres en tu puto culo.
Su expresión cambió por completo, supongo que algo de lo que dije le molestó, no me importaba.
- He trabajado muy duro para llegar hasta aquí y un...
Me apartó con su mano de forma bruta, haciendo que me choque contra el marco de la puerta, mientras el se iba a paso ligero, con la ira creciendo lentamente dentro de mi me giré para darle mi última palabra.
- ¡Eres un completo capullo, más te vale que cambies de trabajo!
Más que decir acabé gritandoselo, daba gracias a que el pasillo estuviese más desierto que mi vida sexual un viernes por la noche.
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Contra Corriente
Teen FictionQue el lobo no es tan malo, ni el corderito tan bueno. Que las apariencias no son lo que parecen. Que los sentimientos saben disfrazarse muy bien. Que una persona cualquiera puede poner tu mundo patas arriba si se lo propone. Que nunca hayas sent...