Capítulo 13.

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Narra Ashton

Estuve hablando aproximadamente dos horas con Taylor. Le dije todo lo que me había dicho Pamela, le dije como me había sentido, todo. Incluso le dije que quería volver a conquistarla para hacerla sufrir después, pero los dos sabemos que es mentira.

-¿Podemos salir mañana? Ir a algún lado, a la noche. Necesito distraerme.

-Si, Ashton. Vamos a donde quieras.

-Vamos a cenar y después a caminar, ¿está bien?

-Si, claro.

-Yo pago. Vestite linda.-Se ríe, y yo también lo hago. Aguanto el impulso de decirle que todo el tiempo está hermosa.

Pasa el día, sin nada nuevo. Toda mi mente y mi cuerpo está centrado en hoy a la noche. Intento contener mi frustración durante todo el día, y apenas lo logro. Cuando por fin llega el momento de vestirme para ir a buscar a Taylor, la tensión se libera. Pantalón negro, camisa blanca, saco negro. Pienso llevarla a un lugar lindo. Intento no pensar en que no podré besarla, ni nada parecido. Hoy tengo que demostrarle que podemos ser amigos sin que yo intente conquistarla. Me pongo perfume, y me subo al auto, con la corbata en la mano.

Llego a su casa justo en el horario en el que le había dicho que llegaría. Toco el timbre, y me deslumbro. Tiene un vestido corto, blanco, pegado al cuerpo, sin mucho escote, aunque el vestido se le ajusta perfectamente a sus perfectas curvas. Tiene el pelo suelo, con algunas ondas, y los ojos delineados de forma que sus ojos azules parecen todavía más intensos. Los labios, pintados de rojo. Sonríe cuando me ve, y yo hago lo mismo.

-Me reservo los comentarios, Tay.

-Vos también te ves bien, Ashton.

Cierra la puerta de su casa, y le hago espacio para que vaya al auto. Y ahí es cuando el vestido y su cuerpo se merecen todos los premios. Un escote le recorre toda la espalda, dejándola al descubierto. Una cadena dorada decora la parte superior de la espalda. Mi vista se queda hipnotizada al ver cómo se mueve, encima de ésos tacos dorados, cómo sus piernas tienen una forma perfecta, cómo su cintura es pequeña y su todo forma un pequeño reloj de arena.

Me subo al auto junto a ella, y vamos en camino al restaurante que elegí.

Narra Taylor

Ashton se veía deslumbrante en su traje, y su perfume es penetrante e intenso. Nos sentamos en la mesa, y pedimos comida. Hablamos de puras tonterías, no nombramos que ayer me llamó destruído por Pamela, ni nombramos que ayer nos besamos. Somos solamente dos amigos cenando. O, por lo menos, eso queremos ser.

Salimos de cenar, y Ashton me pone la mano en la cintura. No lo aparto. Empezamos a caminar por la costa de la ciudad, pero sin llegar a pisar la playa. Paramos en unos bancos, y nos sentamos, quizás demasiado pegados. Siento su respiración en el cuello cuando me mira, y yo no puedo mirarlo, porque sé que perdería el control.

-¿En verdad no tenemos que arruinarlo?-Me dice.

-Si, Ashton, no podemos...-Iba a decir "no podemos enamorarnos", pero eso sería casi una confesión apresurada que no quiero hacer.

-Está bien. Pero podemos ser amigos.-Asiento, y veo que saca su celular. Pone música. "When I Was Your Man", de Bruno Mars. Lo miro, y él está extendiéndome la mano, parado. La tomo, extrañada, y él me ayuda a levantarme del banco. Me pone una mano en la cintura y empezamos a bailar.

-No hay una buena noche sin música, Tay.-Se me escapa una carcajada, y, una vez que sale, no dejo de reír. Quizás por la idiotez de la situación, o porque tenerlo tan cerca tocándome la cintura y la mano me vuelve loca.

Termina la canción y suena "Animals" de Martin Garrix. Empieza a bailar como se baila en los antros, y yo solamente puedo reírme. Me vuelvo a sentar, y él apaga la música.

-Es tarde, ¿te llevo a tu casa?-Se para a pensar, y me dice-¿Vamos al boliche?

-Está bien.-Sonrío, y vamos al auto de Ashton, para ir directamente al boliche.

Esperamos nuestro turno para entrar, y nos metemos en el boliche. Inmediatamente, él me lleva al centro de la pista. Se mueve con soltura, y me acerca a su cuerpo mientras baila. Muchas chicas lo miran, pero él me mira a mí, y sonríe. Yo también bailo, y ocupo mis mejores encantos, mi mejor sonrisa, mis mejores pasos de baile. Nos complementamos, y suelto una carcajada cuando me pisa los pies después de aproximadamente cuarenta minutos de baile. Me agarra de la mano y me lleva a la barra. Pide dos tragos, uno fuerte para él y uno más liviano para mí. Enarco las cejas, y levanta los hombros.

-No quiero que te pongas mal.-Me dice, mientras me da los dos tragos. Yo sonrío y lo tomo.

Y así empieza a pasar la noche. Bailamos, reímos y tomamos. Empiezo a marearme, y no tomo más. No quiero emborracharme, no esta noche. No quiero olvidarme de esta noche. No quiero olvidarme de su sonrisa, de sus ojos confundidos por el alcohol, de su forma confiada de bailar. Me apreta contra él de a ratos, y en otros baila suelto, pero sin alejarse de mí.

Entonces, bajo las luces de neón, me enamoré de él.

Ahí lo supe. Lo supe porque su sonrisa iluminaba más que nunca, porque sus ojos tenían remolinos de aventura en su interior. Porque es lo que me falta para ser feliz. Lo sé. Lo noto. Me acerco a él y lo abrazo antes de que pueda decir nada. Él deja de moverse y me abraza también. Todo se detiene para mí.

-Deberíamos irnos, Taylor.-Me dice, al oído. Asiento con la cabeza y salimos del boliche tomados de la mano.

Volvemos caminando al auto de Ashton, y ahora no puedo parar de mirarlo. Por primera vez soy conciente de la presión de su mano, del calor que desprende, y me pongo a imaginar lo bello que sería que ésa mano tomara la mía como quiero yo que la tome. Con amor. Subimos, y vuelve a poner música. Canta a los gritos, y yo lo sigo en las partes que me sé. Da unas cuantas vueltas de más, antes de llegar a mi casa, pero yo no digo nada, me agrada que quiera aplazar el momento de irse. Me deja en la puerta, y yo espero un minuto antes de despedirme.

-¿Nos vemos luego?-Le digo, sonriendo. Él empieza a reírse demasiado, producto del alcohol. Tiene una risa musical, grave y contagiosa, aún cuando tiene la voz rasposa por haber gritado y bebido tanto.

-¿Y si mejor te quedás conmigo toda la noche?-Me dice, teniendome de la muñeca. El corazón empieza a palpitarme más fuerte, pero sé que solamente lo dice porque está borracho.

-Nos vemos mañana, Ashton.

-Ya son las tres de la madrugada, ¿nos vemos mañana de lo que se dice cuando amanezca hoy, o mañana de lo que se dice pasado?-Suelto una carcajada y le  doy un beso en la mejilla.

-Lo antes posible, Ashton.

-Te llamo, Taylor.

-Llamame, Ashton.

Arrancó el auto y yo me metí a mi casa. Empezé a reírme histéricamente, pero casi susurrando, porque todos están riendo. Me saqué los tacos y subí corriendo la escalera. Me tiré en la cama, cerré los ojos y volví a sonreír, sin razón aparente.

Que idiota te hace el amor.

Actúa como si me amaras...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora