Lección 1: Dejad a los dioses en paz

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Era de mañana, muy de mañana para el gusto de Alexby, y como si fuera poco el tener que despertarse temprano, siendo él un ser nocturno, tenía que aguantar los gritos y quejas de Vegetta, menuda mierda de día y apenas eran las siete de la mañana

-Vamos a ver Oficial, ¿no es usted la ley aquí?- el tono sarcástico y lleno de enojo  no hizo más que aumentar el dolor de cabeza del menor, pero considerando la hora que era y la poca fuerza que tenia para pelear con el otro, mejor opto por dejarlo pasar y asentir sin dejar salir ni una solo palabra de su boca –Bueno, pues entonces deje de holgazanear y empiece a cumplir con su deber-

Nuevamente el menor decidió morderse la lengua y evitar una confrontación, pues sabía que, si sus ánimos subían al grado de responder los insultos, seguramente acabarían agarrándose a puñetazos, con Alex teniendo una posible demanda del abogado, mientras que Vegetta pasaría una noche en la cárcel

-Es que sois unos inútiles, sabed que su sueldo lo pagan nuestros impuestos, así que están en la obligación de responder por cada atentado- siguió diciendo el amante del morado, comenzando a caminar hacia la puerta al percatarse de que el menor no le estaba prestando ni una pisca de atención, asintiendo como robot a todo lo que decía, sin soltar palabra y sin llegar a mirarlo por culpa del casco que siempre portaba –Yo solo te digo Alejandro, que como no encuentren al responsable de estallar mi puerta, hablare con el alcalde para tan siquiera desquiten sus honorarios reparándola-

Tras decir aquello, el mayor salió por fin de la oficina de Alexby, no sin dar un muy fuerte portazo, dejándolo por fin tranquilo, o al menos eso creyó hasta que su comunicador comenzó a sonar insistentemente

-Joder, ¿y ahora qué más?- renegó tratando de ignorar el aparatejo aquel, sin lograrlo realmente pues este no dejaba de sonar cada dos por tres –Como no sea una cuestión de vida o muerte, te reviento, y me importa un carajo quien quiera que seas- contesto por fin su móvil, sin ver realmente quien era la persona que le llamaba

-Sentimos molestarlo oficial Alexby, pero los héroes Auron y Rubius están peleando en medio de la plaza, otra vez- el tono apenado y temeroso de la chica calmo un poco a Alex, entendía que la pobre no tenia culpa ni responsabilidad por su mañana tan agobiante, por lo que se limito a responder un simple "En seguida estoy ahí", para luego colgar y dirigirse al lugar de la pelea

Es que era perfecto, su día no podía ir mejor ni por qué se ganara un millón de karmas, solo el hecho de despertar tempranísimo, luego de haberse desvelado haciendo papeleo hasta las tantas de la madrugada, luego tener que soportar la histeria del Dramagetta, y ahora esto. La tercera pelea del hibrido y el psicólogo en menos de dos días, Alexby estaba más que fastidiado de aquello, siempre era lo mismo, peleaban por una tontería, causaban destrozos en el lugar donde se agarraban a golpes, algunos aldeanos y policías salían mal heridos al tratar de detenerlos, ¿y todo para qué?, para que al final ambos chicos hicieran las paces y se fueran a sus casas felices y contentos, como si nada hubiera pasado, que les jodan a los dos, esta vez los metería por un par de horas a la cárcel, si no es que toda la noche

Alexby caminaba lo mas rápido que sus cansados pies le permitían, después de todo no era muy lejos para ir en chocobo y sus demás medios de transporte se encontraban perfectamente guardados en casa, sin embargo, dichos pasos comenzaron a transformarse en saltos más veloces, y de un momento a otro ya estaba corriendo, ¿la razón?, desde lo lejos podía ver como el granero estaba casi en ruinas, una vez hubo llegado junto al edificio, observo con incredulidad y asombro el enorme agujero que había en un costado de este, mismo por el cual salió Rubius de improviso, ocasionando que le menor perdiera el equilibrio y fuera a dar al piso

-¡Rubius, joder tio, que te reviento!- grito desde el suelo, tratando de ponerse de pie cuando una flecha paso demasiado cerca de su rostro –Ostia, Auron, hoy si o si te meto a la cárcel, venid para acá, cobarde- gritaba persiguiendo a ambos chicos mientras estos iban en círculos alrededor del granero

Los dioses están enojados 《Fargexby》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora