Pasaron cuatro semanas y la vida por el barrio estaba tranquila, la verdad es que no me había vuelto a pasar nada fuera de lo normal como en aquel día.
Ya había recogido las notas del instituto y se me propuso entrar en 3º de Diversificación ya que no podía volver a repetir aunque hubiese suspendido casi todo. Mi madre estaba enfadada conmigo y eran castigos y malos rollos en casa.
El verano empezaba más aburrido que nunca por que ya que no teníamos mucho dinero en casa, no tenia con que ni con quien ocupar mi tiempo libre.
Los días pasaban y cada vez se me hacían mas largos. Mi madre, por fin, me levantó el castigo.
Me puse a llamar a mis amigos pero la mayoría estaban de vacaciones. Quede con mi vecino Santi, he de reconocer que no nos llevábamos muy bien pero ya que el aburrimiento era tan grande y no había otra persona con la que pasar el tiempo, decidí quedar con el.
Avise a mi hermana y bajamos al parque de enfrente donde estaría Santi esperándonos. Al llegar vi que estaban el y unos amigos suyos fumando porros. Salude a todos los que se encontraban allí y deje a mi hermana en el parque de los niños.
En esos momentos me di cuenta de que todos me miraban mal, intuí que algo malo estaba por pasar. Los chicos con los que estaba Santi me empezaron a hablar muy borde y se pusieron a insultar a mis amigos.
Yo no soportaba que hablaran mal de mis amigos así que les dije que se callaran y ellos me respondieron con un empujón. Me tiraron al suelo y me empezaron a insultar, no paraban de soltarme golpes y mi hermana vino corriendo para saber que es lo que pasaba.
Mi hermana se puso a gritar del espanto, los chicos al ver que mi hermana estaba gritando me dieron una última patada en la boca y se fueron corriendo. Cuando se fueron mi hermana me levanto del suelo, yo no paraba de llorar.
La impotencia corría mi cuerpo ya que no me gustaba nada que mi hermana tuviera que ver como me pegaban una paliza. Decidí que era el momento de subir a casa.
Una vez en casa me encerré en mi habitación, me dolía todo el cuerpo. No paraba de pensar en lo sucedido.
Mientras me duchaba me decía a mi mismo que esto no volvería a pasar. Y con mucha rabia lo único que hacía era pegar puñetazos a la pared.
Una vez salí de la ducha me dirigía al salón ahí me encontré con una persona que no sabia quien era. Mi madre me lo presento y yo enfadado le di la mano. No dure mas de cinco minutos y me fui muy disgustado a la habitación. Todavía no aceptaba la separación de mis padres y mucho menos verla con otro hombre.
Indignado por la situación me puse a llorar hasta quedarme dormido.
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La cara oculta de la mentira.
Teen FictionEsta es la historia de un chico llamado Álvaro, que después de vivir grandes cambios en su vida decide adentrarse en lo mas oscuro de la vida. Para empezar en algo que no le corresponde. Después de haber salido del camino correcto, ¿acabará sabien...