Capitulo 4

17 0 0
                                    


3 de Noviembre, 9532 A.C.

Han pasado nueve años desde la última vez que vi a mi hermana, Lauren. Nueve años yno ha pasado ni un sólo día para mí sin que me preguntara qué estaba haciendo. Cómo estabasiendo tratada. 

Cada vez que Estes nos visitaba, siempre lo llevaba a un lado y le preguntaba por Lauren.

 —Está bien y sana, Ryssa. La aprecio como si fuera de mi casa. Ella tiene todo lo que quiere.Estaré encantado de decirle que has preguntado por su bienestar.

 Aún así, algo en mi interior no se contentaba lo suficiente con esas palabras. Le pedí a padrerepetidamente que enviase por Lauren. Que le trajese a casa al menos por las fiestas. Comoprincesa, nunca debería de haber sido enviada tan lejos. Con todo allí, ella permanecía en un país queestaba en constante conflicto con nosotros. Incluso, aunque Estes era un embajador, eso nocambiaba el hecho de que si iban a la guerra, Lauren, como princesa Griega, moriría. 

Y padre se negaba a cada petición que yo hacía. 

Había estado escribiendo a Lauren durante años y ella normalmente me escribíareligiosamente. 

Sus cartas siempre eran breves, con sólo un puñado de detalles, pero incluso así, yo atesorabacada una.

 Así que cuando me llegó una carta hace algunas semanas, no pensé que hubiese algo inusualen ello. 

No hasta que la leí.

 Mis más estimados y exaltados saludos Princesa Ryssa. 

Perdonadme por mi atrevimiento. Perdonadme por mi impertinencia. Encontré una desus cartas escritas a Lauren y he, con gran peligro para mí misma, decidido escribirle.No puedo decirle que daños le acontecen a ella, pero si realmente ama a su hermana comodice hacerlo, entonces le pido que venga y le vea.

Yo no dije nada acerca de la carta. Ésta no había sido siquiera firmada. Por todo lo que yosabía podía ser una trampa. 

Aún así, no podía sacarme la sensación de que no lo era, que Lauren me necesitaba.

 Durante días me debatí acerca de ir hasta que no pude contenerme más.

Tomando a mi guardia personal Boraxis conmigo para mi protección, me escabullí de palacioy les dije a mis doncellas que le dijeran a mi padre que estaba visitando a mi tía en Atenas. Boraxispensó que yo era una enorme estúpida por viajar todo el camino hasta la Atlántida por una cartaque el autor ni siquiera había firmado, pero no me importaba.

Si Lauren me necesitaba, entonces iría allí.

 Sin embargo, ese coraje vaciló días después cuando me encontré a mi misma a las afueras dela casa de mi tío en la ciudad capital de Atlántida. La brillante construcción roja era incluso másintimidante que nuestro palacio en Didymos. Era como si hubiese sido diseñado sin otro propósitoque inspirar temor y admiración. Por supuesto, como nuestro embajador, esto beneficiaba tanto aEstes como impresionaba a nuestros enemigos. 

Mucho más avanzada que mi Grecia natal, la isla del reino de Atlantida brillaba yresplandecía. Había más actividad de esa gente a mi alrededor de la que jamás había visto antes.Era realmente una bulliciosa metrópolis. 

LAUREN (adaptación CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora