Freaky Tuesday [Un Martes de Locos!]

Hablemos de hermanos

En el mundo no hay nada más único que el amor entre hermanos.

Como la mayoría de las personas ya saben, hay muchos tipos de amor, y muchos tipos de hermanos. Tenemos hermanos de sangre, hermanos políticos, hermanos adoptivos, hermanos por elección... En fin, muchos tipos.

Lo interesante es que no importa de qué clase de hermanos se trate, el vínculo y el amor es de una especie casi única y, por mucho, particular. Muy particular.

Probablemente se preguntarán ¿por qué?
Y la respuesta es muy simple. Aquellos que tengan por lo menos un hermano van a entender a lo que me refiero.

La cuestión está en que uno ama con todas sus fuerzas a esa persona llamada "hermano". Sin importar qué, harías lo que fuera por él o por ella... Aunque a veces sean molestos, usen tus cosas, rayen tu auto, se coman la última porción de tarta o te pidan prestado dinero sabiendo que jamás te lo van a devolver.

Uno los ama con toda su alma, pero la mayor parte del día solo dan ganas de estrangularlos, matarlos, viajar en el tiempo y convencer a nuestra madre de que no es buena idea quedar embarazada.

Los hermanos Winchester son una buena prueba de esto. Incluso estuvieron a punto de matarse entre ellos en más de una oportunidad, pero también estaban dispuestos a dar su propia vida por la del otro.

Como cuando Dean hizo el pacto con un demonio para revivir a Sam; o como cuando Sam intentó intercambiar lugares cuando Dean estaba en el infierno.

Pero aunque las cosas suelen ser muy trágicas y dramáticas en la vida de estos dos muchachos, el universo decidió sonreírles por un breve instante para otorgarles un búnker al que pueden llamar hogar, y una familia de los más disfuncional y peculiar.

Nunca se imaginaron que terminarían viviendo con dos ángeles todopoderosos. Bueno, más bien sería: un ángel un poco lento con asuntos humanos; y medio arcángel con el cuerpo de un joven de veinte y la inteligencia de un niño de cuatro, cuyo principal referente para entender el comportamiento humano es dicho ángel que ni siquiera lo comprende del todo él mismo.

¿Qué podría salir mal? Muchas, muchas cosas. Sobre todo tratándose de ellos.

Es una suerte que las paredes del búnker no pueden hablar; y lo que pasa en el búnker, queda en el búnker. O algo así.