Law Makers: Capítulo 12

399 34 3
                                    

Narra Cassidy

Acabo de cometer un acto en contra de la lesa humanidad.

Acabo de besar a Tito.

Por unos minutos allá afuera, toda mi cabeza da vueltas. Puedo sentir a Tito observándome, cazándome, y luego lo escucho insultándome. Los cuatro años que pasamos aparte se sienten más palpables que nunca, los recuerdos de nosotros vienen volando a mi mente y me hacen perderme. Me vuelvo a transformar en la Cassidy que inició la universidad sintiéndose insegura, destruída y sufriendo de ataques de pánico de vez en cuando. Sé que si no me alejo de él, voy a cometer una locura.

Pero él me sigue. Me sigue hacía el pasillo, estamos los dos solos, de repente, como si nuestra historia se tomara un descanso de ser conflictiva. Y luego, cuando él me toca...Ya no hay nada más que importe. Ya no soy la Cassidy que lo superó ni la Cassidy que lo lloraba. No. Ahora soy la Cassidy que lo adoraba.

Y atrapo sus labios en un beso.

Dejo que sus labios me reciban de vuelta. Son exactamente como los recordabas; suaves, cálidos, perfectos para mí. Intento memorizarlos, porque estoy segura que Tito se va apartar de mí y me va a mandar a la mierda. Pero en vez de hacer eso, él me devuelve el beso. Y así, de alguna forma, nos estamos besando.

No es un beso de "Te extrañé" Es un beso hambriento, rudo y por mucho que lucho por control, él introduce su lengua y reclama mi boca. Es controlador, dominante, no está siendo ni un poco lento o delicado...y me encanta. Pierdo la noción del tiempo. Solo sé que después de cuatro largo años, vuelvo a sentir algo con un beso. No. No algo.

Lo vuelvo a sentir todo.

Intento recuperar el aliento, pero Tito solo aprovecha para estrellarme contra la pared, cerniendo su gran cuerpo sobre el mío. Me muerde el labio inferior y lo jala entre sus dientes, sacando un pequeño gemido de mi garganta. Eso solo lo parece motivar más, porque sus besos se vuelven más demandantes y pronto eso ni siquiera le es suficiente. Baja sus labios por mi rostro, pasando su ágil lengua por mi mandíbula y luego mi cuello. Enseguida me siento caliente como el infierno. Él ni siquiera ha hecho más que besarme y ya estoy empapada.

Sus toques sobre mi cuerpo se sienten divinos. Quiero tocarlo también, pero cuando intento bajar mis manos de su cabello, él se detiene. Jadeo en forma de protesta, pero Tito solo encaja más sus caderas sobre las mías, empujando entre mi centro como si quisiera follarme aquí mismo.

Nos miramos a los ojos por primera vez en todo este momento. Los suyos están dilaados, tan oscuros que me da miedo. Cuando habla, su voz sale ronca y suena molesto.

- Quieta -

Toma mis muñecas con su mano izquierda y las coloca encima de cabeza. Me siento humillada, indefensa, pero no puedo negar que me gusta. Me gusta como su lengua vuelve a trabajar mi cuello, probablemente dejando marcas. Me gusta como sus manos recorren mi cuerpo, trazando la forma de mis curvas, perdiéndose entre mis senos, mis caderas y mis piernas. Toca sin vergüenza, arrasando con mi cordura y años de odiarlo. Y mientras él baja sus besos a mi clavícula, mordiendo mi piel, devorando mi alma, caigo en cuenta de que el odio que he sentido en su contra no es más que una pantalla para ocultar mi anhelo.

Me asusta. Me asusta muchísimo. Lo intenté, Dios sabe que lo intenté, pero no tuve éxito. Yo debería estar sacándomelo de encima, pero en realidad estoy saboreando cada momento.

Ninguno dice nada. Cuando vuelve a tocar mis senos por sobre el vestido, dejo escapar un gemido de mis labios. Él aprieta, fuerte, y mis muñecas restringidas bajo su agarre vuelven esto en una deliciosa tortura. Me arqueo contra la pared, cierro mis ojos y los abro medio ida, deseando poder acelerar las cosas y que nunca se acaben.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 18, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora