Todo comienzo tiene final.

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‘’ Hablamos de victorias,  olvidando que detrás de cada vitoria siempre hay una gran batalla. ’’- Dante Gebel.

                        

   ‘’El martes por la madrugada me dieron la noticia. Por meses quise creer que sólo había sido una pesadilla y al despertar volvería a verla, ella se había suicidado.

  Si mi historia fuera  una película está comenzaría  con su velorio… aún intento imaginarlo porque todo es como un recuerdo lejano y borroso. Ese terrible día, cuando ocurrió todo… luego de ver mis ojos y cómo me sentía por su pérdida mis padres me permitieron viajar a la ciudad para asistir a su velorio. Me deshice llorando a lado de su ataúd...eso dijeron.

Puedo recordar tan bien aquella semana…  aquel sábado verla entrar al restaurante con su vestido azul, el cabello suelto y su sonrisa. Habernos quedado hasta la madrugada hablando y, aun no puedo recordar lo que me decía, solo la recuerdo acomodando su cabello de un lado al otro y apoyando su cabeza sobre mi hombro. Me despedí con un fuerte abrazo, como todas las veces, le dije que volvería mañana y me sentí tan extraño… nunca creí que aquel iba a ser el último abrazo, la última palabra que le diría o quizá la última vez que vería su sonrisa.  Uno nunca puede estar seguro que será la última vez, siempre creemos que existirá un mañana o una semana siguiente, pero la realidad es que el mañana solo es una ilusión. Al otro día viajaría a capital con mis padres, no cumpliría mi promesa de verla y probablemente me arrepentiría el resto de mis días. Nos enviaríamos unos cuántos mensajes de texto hasta el lunes por la tarde, y ella llamaría a las 3.45 de la madrugada diciéndome que no la olvidará, que la había pasado muy bien la otra noche… lloraría por unos eternos minutos, le  preguntaría tantas veces ‘¿Qué te ocurre? ¿Qué paso?’  Alterado y preocupado, hasta que mis padres asustados se despertarían preguntándome que me ocurría a mí, iría a encerrarme en el baño diciéndole que todo mejorará, empezaría a llorar y tú, a través del celular llorarías conmigo… ’No lo soporto más. Te quiero y gracias, tengo otras llamadas que hacer. Te quiero, siempre te voy a querer mucho ¿Entiendes? Mucho. No me olvides, has sido lo mejor de mí vida y te quedas con mis mejores recuerdos… Adiós. ‘serían tus últimas palabras y yo me quedaría arrinconado en una esquina del baño sin entender que ocurría, entre lágrimas y sin poder respirar. Seguiría llorando los siguientes meses y años…’’

-          Alejandro… ¿Tú escribiste esto? – Le pregunté mientras él quitaba de mis manos su cuaderno.

-          Son cosas que no debes leer. – Me respondió enojado. No me sorprendió su humor siempre fue así. - ¿Qué tanto viste? – Preguntó.

-          No mucho…  - Le dije mirando hacia abajo.

-          ¿Leíste sobre ella, verdad? – Me preguntó sentándose y apoyando el cuaderno en el centro de la mesa.

-          ¿Sobre quién? – Pregunté, intentando hacer de cuenta que no había leído nada.

-          Sobre Gabriela.

-           No. No leí nada… - Mentí.

-          Tu mirada no dice eso…

-          Cree lo que quieras.

-          Vale. Te dije que tomarás el rojo no el negro, no importa, aquí tienes el otro con las anotaciones que me pediste. – Me dijo entregándome su cuaderno rojo.

-           Gracias. – Respondí. Me miró por unos segundos intenté mirar hacia otro lado, por alguna razón él sabía que había leído parte de su vida… y esa parte ejercía en mí cierto vacío.

Un poco de ayuda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora