No hace mucho tiempo, había un hombre honrado y trabajador que todos los días a las cuatro de la mañana se levantaba para ir caminando a la fábrica donde desarrollaba sus tareas.
Cada día era lo mismo, bajaba de su cama, iba al baño, hacía sus necesidades, lavaba su cara y luego llenaba su termo con agua caliente, agarraba su mate recién preparado y salía de su casa.
Pero, esa madrugada sería diferente. Cuando pasaba por una cuadra particularmente oscura vió en la vereda un cuerpo tirado. Apenas se distinguía una camisa negra y unos pantalones blancos.
El hombre que no le gustaba meterse en ningún lío optó por bajar hacia el centro de la calle, aunque siempre mirando hacia el cuerpo tendido.
Cuando pasó justo en frente lo observó y se le erizo la piel al notar aquella cara ensangrentada del sujeto y al instante escuchó una voz de ultratumba que decía:
-665,665,665…
Aquella voz sombría salía detrás del muro, desde un viejo caserón abandonado.
Siguió caminando y siempre mirando al tipo que seguía en el suelo, este de repente… levantó su cabeza y como sabiendo que alguien pasaba, pidió ayuda con un tono casi apagado.
Pero, lo que realmente perturbó al hombre fue notar que no tenía su ojo derecho, aquel hueco oscuro parecía mirarlo y la sangre brotaba de su cuenca vacía, y extrañamente el sujeto le sonrió.
De la impresión y el miedo corrió dos cuadras sin parar, hasta que se detuvo agitado, arrepentido tal vez… volvió a mirar hacia atrás.
El no sabía si seguir a su trabajo o volver por el pedido de ayuda, pero recordó a su jefe y siguió su camino siempre por el medio de la calle.
Cuando llegó a la fábrica, le contó la historia a su jefe y éste llamó a la policía, así respiró hondo y pudo comenzar con sus tareas sintiéndose más tranquilo.
Al volver a su casa, y sin saber que habría sido de aquel tipo, llegó al lugar y no encontró ningún rastro de sangre cosa que le extrañó.
Pero algo lo perturbó de repente, y fue escuchar aquella fría voz diciendo, desde el otro lado del muro.
- 665,665,665…- y luego, sonó una horrible carcajada. Helado de temor observó que había un orificio en aquel muro, de donde provenía la maldita voz.
Reaccionó, y se marchó nervioso para su casa. Pero aquel número se repetía sin cesar, sonando dentro de su mente mientras se bañaba y luego de cenar, le decía -665,665,665…
El hombre, bastante atormentado tomo unas píldoras y se cubrió la cabeza con su almohada, pero no consiguió pegar ojo.
Se levantó malhumorado, a las tres de la mañana y puso agua para su mate. Seguia escuchando aquel número y la voz chirriante.
Espero sentado y pensante, hasta la hora de siempre, y salió…
665,665,665… retumbaba dentro de su cabeza, comenzó a sonar más fuerte mientras se acercaba al lugar donde encontró al tipo tirado.
Allí no se notaba nada extraño, igual él caminaba en el medio de la calle.
Sonaba el número, y de pronto un grito, un grito de ayuda de un hombre… se frenó y observó a todos lados, pero provenía detrás del muro, vio una luz que salía del orificio que había visto el día anterior y se acercó lentamente.
La luz destelló varias veces y se apagó, no así los gritos de ayuda y aquel 665,665,665,…
Precavido, miró desde una distancia segura y le pareció ver una figura que paso de lado y acerco su cabeza, con su ojo derecho buscó la procedencia de aquellos gritos de ayuda.
Noto otro destello, y el maldito 665,665,665… seguía sonando, vio una luz que parecía emanar calor y se quedo allí, observando sin saber que.
Y de pronto se escuchó un “crack” en aquella madrugada, y el sintió algo duro entrando hasta su cerebro, el cuerpo tembloroso del hombre quedo tendido en la vereda, tomándose su rostro que sangraba a chorros.
Y en su agonía, notó que desde el agujero un dedo largo y huesudo se meneaba y de su uña ganchuda colgaba su ojo.
Y la voz de ultratumba volvió a sonar por última vez dentro de su mente, el número había cambiado, la maldita voz decía - 666,666,666… y reía sin parar.-000-