24

1K 156 59
                                    

GILBERT

Veo la libreta en mis manos, llena de escritos, llena de sentimientos, llena de páginas con la tinta corrida por mis lágrimas. Abro el cajón y la dejo en lo más profundo.

No volveré a escribir.

Pero no tengo la valentía de tirarla, solo la guardaré, pasarán los años y cuando la vuelva a ver me voy a reír mucho por las estupideces que escribí.

Salgo de mi casa, mi solitaria casa desde que Bash —mi compañero, amigo y hermano que conocí en mi viaje por el mundo— y Mary se fueron de luna de miel.

Nunca me había sentido tan solo.

Avanzo por el camino, viendo a las pequeñas flores crecer entre el pasto.

A ella le gustan mucho las flores.

Ya no pienses en eso, Blythe.

Dejo escapar un suspiro angustiado, acomodando la correa de mi mochila. Otro día más de escuela. Otro día más escuchando a las chicas hablar sobre el «guapo y encantador novio de Anne que es dos años mayor que ella», sintiéndose orgullosas de que al fin tenga novio.

Estuve enfrente por muchos años, yo podría haber sido su novio.

Lo peor de todo es que desde que rechacé a Ruby ellas me lanzan miraditas enfadadas, como reprochando que no la quiera.

Todavía me tienen rencor, aún cuando la misma Ruby está saliendo con Moody.

En fin, mi vida amorosa se reduce a intentar dejar de pensarla para poder pensar en la chica que me quiere bastante.

Winifred Rose es una persona amable, encantadora y divertida. Tiene un extraño sentido del humor y un romance secreto con el «Señor Huesos», el esqueleto que está en el consultorio de un amigo de mi padre. Al principio pensé que era rara, pero una rareza adorable.

Ella también tiene una rareza adorable, hermosa, preciosa, divina...

Basta.

Volviendo al tema de Winifred, creo que puedo amarla. Y si no puedo amarla, seré lo suficientemente valiente como para decirle que estoy destinado a sufrir por una pelirroja pecosa y pelirroja, aunque Winnie sabe que estoy enamorado de Anne.

Y es demasiado buena como para esperarme el tiempo que sea necesario para amarla.

Sin darme cuenta por estar sumido en mis pensamientos, llego a la escuela. Entro, esperando escuchar los murmullos de todos los adolescentes juntos, como siempre.

Pero en vez de eso, escucho sollozos.

Acelero mis pasos hasta el salón y la veo.

Anne está llorando. Sus azules ojos están rojos e hinchados, sus mejillas coloradas y Diana la abraza con los labios apretados.

Me acerco a Moody, dispuesto a saber que pasó. La respuesta llega enseguida.

—Roy la dejó por una chica de su universidad.

Me quedo en blanco por un momento.

¿La dejó? ¿Qué? ¿Quién en su sano juicio la dejaría? ¿Es que está ciego?

Diana alza su mirada hasta mi, con un brillo renovado en sus ojos. Lo siguiente que pasa es que Anne está en mis brazos, llorando como una niña pequeña.

—Intenta consolarla —me susurra la pelinegra, animándome a que la abrace.

La pelirroja sigue llorando, con esa intensidad que sus sentimientos representan.

Ahora quería golpear mucho a Roy.

Abrazo su cuerpo con mis brazos, brindándole todo el cariño y el consuelo que podía darle.

—Tranquila —mascullé, acariciando su cabello. Podía sentir las miradas de todos en nosotros y la verdad era que no me importaba. Anne estaba mal y yo la iba a consolar.

Consolaría su corazón aunque el mío estuviera completamente desconsolado, porque ahora mismo y siempre, ella estaría primero que yo.

𝑨𝒏𝒏𝒆 (𝑨𝒏𝒏𝒆 𝒙 𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora