—¡Por El Rey Hervé!
Evelion abrió los ojos al escuchar el estruendo de las trompetas dando inicio al combate.
Las tropas chocaron espadas contra escudos, preparándose para recibir de frente el ataque enemigo. Creando una barrera con los mismos detuvieron la primer oleada. Los lanceros tras de ellos atravesaron a sus rivales entre gritos.
—¡Aguanten! —Se escuchó retumbar en las filas de Hervé. El siguiente intento de la tropa enemiga por embestirlos terminó con más guerreros mutilados y empalados.
—¡Ahora! —La tercera línea salió al frente para recibir el nuevo impacto que se acercaba con furia.
Los arqueros —desde las torres de vigía— apoyaban las tropas de Hervé. Flechas en llamas atravesaban y hacían arder cuerpos.El ejército enemigo parecía desesperado al punto de no tener estrategia de ataque. Segundos después del primer movimiento ambas tropas combatían sin descanso en el campo. Los hombres de Hervé eran temidos por reinos y mercenarios dada su habilidad y sadismo. Sus espadas ágiles cercenaban miembros y decapitaban, sus flechas en llamas silbaban al viento, llevando muerte a dónde apuntaran.
Hervé estaba recibiendo bajas, pero su contrario era aniquilado rápidamente.
El ocaso se arrastraba hacía el lugar, los gritos ensordecedores aumentaban y los cadáveres desmembrados adornaban el suelo. La sangre derramada se mezclaba con el polvo, provocando un sabor óxido en cada paladar.
Los ojos de Evilion se movían ágiles entre el caos. Su ballesta —temida por todos— se cobraba una vida tras otra.
¿Qué pensarán los Dioses de ésta batalla?
¿Su mirada estará apuntando en nuestra dirección siquiera?
—¡No retrocedan, no retrocedan! —Gritó un caballero de Hervé mientras cortaba de tajo el brazo de su adversario más sus entrañas fueron atravesadas por el filo de una espada. Su asesino sonrió victorioso, antes que una flecha en su cabeza lo hiciera caer de rodillas enmedio de una mueca agónica.
Una horda de Goblins salió del fondo confundiendo a las tropas de Hervé. Parecían haberse aliado con el enemigo. Evento inexplicable para Evelion y su ejército, ya que era bien conocido su odio hacia los humanos.
¿Porqué razón habrían salido de sus cavernas para luchar?
Entre la terracería provocada por los pasos apresurados, el ruido sordo de una explosión provocó la muerte de una docena de hombres y criaturas.
Mientras la escasa luz solar se reflejaba en los detalles de su armadura, Evelion disparó su ballesta hacía la cabeza de un caballo enemigo, el jinete cayó rompiéndose el cuello al instante.
Volviendo a su espada, rechazó un ataque y cortó la garganta de su adversario que presionó sus manos sin éxito contra la hemorragia. Derribó al siguiente en su camino atravesandole el corazón. Sus ojos oscuros detectaron la flecha dirigida a él, logró desviarla con su escudo y lanzó una cuchilla que atravesó el ojo del arquero enemigo.
Una nueva detonación contra el muro terminó con los arqueros en él. El sitio se cubrió de pólvora y escombros. Dentro de la nube terrosa, Evelion observó una silueta correr hacía él —intentó contraatacar con espada— más el fuerte choque de ambas destrozó la suya.
El feroz ataque lo obligó a caer. Sin más tiempo, logró protegerse con el escudo pero el golpe fue tan agresivo que dejó inutilizable el objeto astillando su brazo en el proceso. Se lanzó hacia atrás rápidamente pero un corte rápido desgarró la piel de su torso. Alejándose con dificultad para recobrar el aliento, observó salir de la nube de polvo a su enemigo
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UROBOROS
General FictionLa sed de poder sólo puede saciarse con sangre. Los Dioses han desviado su mirada de la tierra dejando miseria y caos. Entre batallas, llantos, criaturas y entes, la leyenda del Estigio resurge. Adentrate a ésta Odisea y se parte del renacer.