꧁Capítulo 13.꧂

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Jimin los siguió hasta aquel almacén que, por casualidades de la vida, quedaba cerca de la casa de la chica a la que Namjoon había follado.

El rubio rodó los ojos cuando vio a Jungkook entrar con Namjoon con sus manos entrelazadas. El pelinegro era tan descarado en ir al trabajo de su amante con su novio. Namjoon era único.

Jimin se colocó su peluca que consideraría cambiar, sus guantes y su bufanda para cubrir la mayor parte de su rostro. Entrar cubierto por completo también lo haría ver sospechoso, asique solo se vistió para que Jungkook no lo reconociera si llegaran a toparse.

Al entrar a la tienda, primero los ubicó a ambos en el pasillo de jardinería, decidió dar vueltas cerca de ahí y se colocó su "super-audífono", así le llamaba el rubio a aquel dispositivo que le permitía escuchar conversaciones a distancia.

— ¿No crees que son lindas? — Jungkook estaba de cuclillas frente a una maceta con flores de claveles amarillos - ¿por qué no la compramos y le ponemos nuestros nombres? - los ojos de Jungkook brillaron con emoción, Jimin no pudo evitar sonreír.

—Son putas flores Jungkook — contestó Namjoon.

—Aish, no hables así —susurró el castaño, volviendo a reincorporarse.

— ¿Por qué no nos movemos? — Namjonie comenzó a caminar Jimin se apartó mientras veía a Jungkook ir tras él.

Ahora Jimin entendia lo de "el amor te ciega". No podía creer que Jungkook quisiera estar con aquel monstruo con la forma en que lo trataba.

El rubio se distrajo un poco por la tienda cuando vio las cajas de seguridad, pero retomó la concentración cuando escuchó a Namjoon.

—Tu escoge tus sabanas, yo por mientras iré a buscar algo y regreso.

Jimin formó puños en ambas manos: — Que desgraciado — susurró.

Caminó en busca de Namjoon con un poco de disimulo y muchas ganas de romper su cara, se detuvo cuando este lo hizo en uno de los últimos pasillos.

— Me van a despedir por tu culpa — susurró alguien, era la voz de una chica.

—Que bueno, más tiempo para estar conmigo — contestó Namjoon.

Jimin fingió los juegos de lavavajillas para disimular con la anciana en ese mismo pasillo, pero por dentro moría por dejar a Namjoon sin dientes.

— Adivina, mi madre ya me consiguió el vestido — habló la chica, Jimin ladeó su cabeza — ¿tú ya conseguiste el tuyo? Estoy ansiosa por verte en traje, seguro te ves hermoso.

— No más que tú — contestó el pelinegro, luego hubo una pausa que Jimin supuso como un beso y Namjoon continuó — por cierto, ¿cuantas invitaciones te sobran? Necesito algunas para unos amigos.

— Me sobran solo cinco. Ahora que mis primos y tíos vendrán para nuestra boda, ya casi llenaron el lugar — rió la chica.

A Jimin se le resbaló la lavavajillas de las manos y la recogió rápidamente al ser de plástico. Luego salió de ahí y se quitó el audífono para ya no escuchar más.

Todo iba de mal en peor. Nada de esto era tan simple y tonto como lo pensaba Jimin. Primero el maltrato hacia Jungkook y ahora el engaño con la noticia de que su novio estaba comprometido con alguien más.

— ¿Esto no puede ser peor? — se dijo Jimin así mismo mientras buscaba a Jungkook hasta que lo encontró en el pasillo de pinturas con un juego de sabanas con estampados de abejitas.

— Con esta pintaremos nuestra habitación — Jungkook colocó una mano sobre un balde de pintura en especifico, algo en Jimin se rompió cuando vio un brillo en los ojos del castaño.

Rotten Soul (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora