Combustión [SakusaKiyoomiWeek]

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"And when the lights start flashing like a photo booth,

and the stars exploding,

we'll be fireproof"

Sakuya Kiyoomi mira nuevamente la hora en su teléfono y su frente se frunce en una clara señal de disgusto. No es que realmente le moleste el llegar tarde, porque ya lo está haciendo, pero esta era la primera vez en varios años en la que lo invitaban a un evento de ese calibre y no podía perdérselo sólo por haber comprobado si llevaba su desinfectante (cosa que hizo tres, cuatro, o tal vez cinco veces antes de salir de casa), llamar un taxi, esperar por él, bajarse a las pocas cuadras porque el taxista era un tipo demasiado desagradable y sudoroso, tomar otro taxi e indicar nuevamente el camino.

Cuando llega hay algo que no cuadra con la imagen mental que realizó para poder anteponerse a la situación y poder acalorarse entre el humo, los ruidos, las risas y la comida expuesta al aire libre. Se da cuenta de un detalle esencial que se encuentra ausente, y tarda muy poco en darse cuenta de lo que sucede. Todas las luces están apagadas, y no hay ningún rastro de que una maldita barbacoa se esté haciendo en ese lugar. Toca el timbre una vez y espera. Deja que unos pocos minutos transcurran en aquel silencio tajante y vuelve a intentarlo y esta vez su dedo se pega al timbre con fuerza.

Inhala lentamente y busca su teléfono en uno de los bolsillos pequeños de su campera. Meian había enviado un mensaje, por supuesto que lo había hecho.

Desbloquea la pantalla y su teléfono brilla con intensidad en aquel porche oscuro. El texto es reciente y le ofrece la explicación perfecta al por qué no hay nadie: "Dejamos que Hinata se ocupe del fuego, pero no trajo el carbón. Estamos yendo al restaurante familiar de siempre. No faltes".

Siente una fría frustración corriendo una carrera en su cuerpo y una angustia punzante compitiendo contra ella. Decide recoger su poca dignidad e irse sin que nadie se percate de su patetismo. Joder, le había costado demasiado trabajo convencerse de mostrar su mascarilla en ese sitio y la sola idea de visitar el maldito restaurante y condenarse a estar en un lugar cerrado, con muchas familias, una cocina con dudosa higiene, baños compartidos... Bueno, no es el ambiente más alentador del mundo.

Sakusa maldice. Espera no haberlo hecho en voz alta aunque no hay nadie a sus alrededores que pueda escucharlo o decir algo al respecto, y en el fondo espera no haber sido el único imbécil al que le sucedió esto.

Se siente estúpido por haber invocado su mala suerte al pedir aquello. Sin dudas los dioses lo están castigando por aseverar y desear ese tipo de cosas, porque solo hay dos personas en esa ciudad que pueden manejar tan mal y para su desgracia, reconoce el modelo y el color del coche, porque joder, que lo ha visto muchas veces, y sin dudas ese condenado auto le pertenece a Osamu Miya, uno de esos dos seres que no fueron iluminados por el don de la conducción.

Pero ese cabello mal teñido es rubio, muy lejano al castaño que debería tener el dueño original del vehículo. Atsumu Miya maneja endemoniadamente rápido y aprieta el freno con tanta fuerza que los neumáticos se queman en el asfalto y derrapan antes de quedar estáticos justo frente a la casa de Meian. La música estridente golpea a Sakusa aún desde esa distancia.

Sakusa se obliga a cerrar sus ojos e intentar eliminar ese sueño. Vamos, porque simplemente debe estar soñando. ¿De qué otra forma se justifica ese desencadenante de desgracias? Seguramente está en su cama, plácidamente dormido, lejos de la música patosa que escucha Atsumu y de su sonrisa destructiva. Para su desgracia, cuando abre los ojos y vuelve a mirar descubre que todo va peor. En primer lugar, sigue en el mismo sitio de esa pesadilla incómoda, y en segundo lugar, Atsumu Miya se acerca a él con grandes zancadas.

Perdidos y Encontrados [Haikyuu Fanfic- SakuAtsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora