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Kiera era una chica solitaria.
Amaba hablar y de hecho cuando lo hacía podía estar horas y horas hablando sin parar.
Pero por algún motivo a la hora de hacer amigos todo se volvía muy difícil.

Su mejor y única amiga era Luna Lovegood, la pelirubia más increíble que había conocido nunca. Ambas eran algo solitarias y pasaban desapercibidas y tal vez por eso eran tan buenas amigas.

Y quien diría que tendría algo en común con Draco Malfoy, el egoísta y narcisista príncipe de Slytherin

Una tarde lluviosa Draco entró en la biblioteca y la vio a lo lejos, sentada al lado de la ventana mientras  leía un libro. Se quedó completamente quieto mirándola, no la había visto antes, o tal vez si y no se había dado cuenta. La chica era linda y al parecer por su uniforme era una Ravenclaw. Podría haberse quedado algún tiempo más allí, tan solo mirándola si tan solo su amigo no le hubiera interrumpido.

-¿Que tanto miras, Malfoy? -Preguntó Goyle-

-Nada, vámonos. -Respondió cortante-

-Pensaba que habíamos venido a estudiar.

-He dicho que nos vamos.

Y así fue, salió de la biblioteca con la intención de olvidar aquel sentimiento que había sentido hacía unos segundos.

Se negaba a sentir aquello. Porque el amor es poderoso y te hace débil, y el no podía permitirse ser débil.

𝐓𝐇𝐈𝐒 𝐒𝐈𝐃𝐄 𝐎𝐅 𝐏𝐀𝐑𝐀𝐃𝐈𝐒𝐄 - 𝘥.𝘮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora