LLEGASTE A MÍ

FUNERAL

Sentía que el tiempo no transcurría, su mirada se concentraba en el reloj que tenía al frente. Parecía que las manecillas no se movían, como si le hicieran una mala pasada burlándose de sus nervios. Necesitaba tener noticias de ella, saber que todo estaba bien. Tres largas horas pasaron y la angustia la estaba matando. 

Justo cuando se levantó decidida a ponerle fin a ese martirio, un doctor se acercó. No dio tiempo a nada y comenzó a invadirlo con preguntas sin sentido, él se limitó a escuchar atentamente. Ella lo miró desesperada. Él respiró profundo y colocó su mano en el hombro de la chica, la miró fijamente y dijo: "lo siento mucho".

Sus palabras retumbaron en sus oídos una y otra vez, no quería entender lo que acababa de decir, quizá estaba en un error. Lo miró desconcertada y cuando lo confirmó, sintió un terrible dolor en el pecho. Su cuerpo no reaccionaba, sentía una pesadez tremenda, se quedó sin habla, sin movimiento, sin vida.

¿Era verdad?, ¿era una pesadilla?. Necesitaba que alguien la despertara, pedía a gritos que esto fuera sólo un mal sueño pero, por más que esperó nadie lo hizo.

Se tiró en el piso con desesperación y comenzó a llorar amargamente. No podía estar pasando esto, la abandonó y prometió nunca hacerlo.

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Se vistió para la ocasión, subió al auto y la persona a su lado condujo hasta la parroquia. Entró y se detuvo justo frente al ataúd. Bajó la mirada e inicio un diálogo con ella.

"Hoy es el día más triste de mi vida, junto contigo se me ha ido la vida entera. Aún no entiendo porque Dios te alejó de mi y, sé que no debo juzgarlo pero, fue tan injusto el haberme apartado de ti, el haberte llevado de aquí. Sé que prometí no llorar amor pero es inevitable sentir este vacío enorme en mi corazón. Te me has adelantado y no se como haré para sobrevivir sin ti.

Aún recuerdo aquel día en que te conocí, todo el mar de tormentos que nos hicimos pasar, las ganas de estar juntas disfrazadas de odio y malos  tratos, y aún así, dé repente te convertiste en mi todo, mi día a día. Desde ese entonces te convertiste en mi mayor felicidad, la mirada que buscaba cada mañana, la sonrisa que admiraba por las tardes, el beso que anhelaba todas las noches.

Alguna vez mencionaste que siempre seríamos un equipo, me apoyabas siempre que lo necesitaba. Fuiste, eres y serás mi complemento aunque ya no te tenga aquí, aunque se que estas lejos en presencia, tu espíritu y tu memoria siempre estarán conmigo."

Suspiró y levantó la mirada. Al ver frente a sus ojos su ataúd rompió en llanto, prometió no hacerlo, prometió ser fuerte pero la situación la sobrepasaba. El amor de su vida se había ido.