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Quizás, si nunca
hubieras existido,
yo... Yo no sería un
enfermo.
Me enfermas.

Era una mañana normal, incluso aburrida. Cielo nublado, no hacía ni calor ni frío, los animales salvajes se habían esfumado, y no habían los típicos niños jugando en las calles. Un día promedio en Konoha para Itachi, quien paseaba por los barrios Uchiha.

Eran las 7AM, esperaba que fueran las 8 para poder ir a pedir alguna misión riesgosa, de las que tanto le gustaban. Esa adrenalina era increíble, aunque esas misiones de alto riesgo le gustaban más cuando no tenía que matar, sentía sus manos sucias al hacerlo, como si la sangre picara.

Los traumas post-guerra eran comunes, excepto en un niño de 12 años recién cumplidos. Él, con tan pocos años de edad, sufría de ansiedad al asesinar, tenía depresión, pero al ser inteligente sabía ocultarla, por lo que nadie sabía de nada, nadie sabía que él estaba con enfermedades que le carcomian el alma.

Un día aburrido en Konoha, un día promedio.

Itachi suspiró y miró el cielo, bastante gris para su gusto. Tan apagado... Se miró en un charco de agua que estaba a unos pasos, le dió una leve sorpresa ver que sus ojos estaban tan apagados y sin vida como las nubes, fríos y grises. No supo cuánto tiempo estuvo mirando el aburrido cielo, dejó de mirarlo cuando sintió unas manitos pequeñas en su pantalón.

-Sasuke -saludó Itachi, dando una sonrisa. Sasuke extendió sus manos hacia su hermano, siendo cargado por él -. ¿Recién despiertas, Otouto? -preguntó, caminando otra vez.

-¡Hai! ¡Kassan me dió unos dulces por mejorar en mi jutsu bola de fuego, Nissan! ¡Toussan me dijo que estaba orgulloso de mi! ¡Soy feliz, Nissan! -el oír a su hermano ser tan feliz alejó a todos sus pensamientos sobre él, teniendo unos cuantos brillos en sus ojos que tomaron vida.

-Yo también estoy orgulloso de ti, Sasuke -sonrió Itachi, sin que su hermano vea su sonrisa auténtica -. Has mejorado bastante, de verdad que me enorgullece que seamos hermanos -escuchó unos alaridos de sorpresa por parte de Sasuke.

-¡Ahhh! -dijo Sasuke sorprendido -. ¡T-tu eres más increíble que yo, Nissan! -chilló el menor, sin poder creerse de que su hermano mayor estuviera orgulloso de él. Era un completo honor.

-Pero tu tienes algo que yo no tengo -Sasuke se le quedó mirando, mientras ambos hermanos paraban su caminata.

-¡¿Que es?! ¡¿Que es, Nissan?! -preguntó, desesperado por información. Itachi sonrió, pero, en vez de darle una respuesta, dió un leve golpe en su frente enorme.

-Lo siento, Sasuke. Lo sabrás pronto, cuando seas maduro -giró sobre sus talones y siguió caminando, escuchando los chillidos de su hermano menor detrás suyo. Tienes salud mental, pensó, escuchando sin decir ni una palabra todos los regaños del menor.

𖦹

Hincó la rodilla en el suelo, esperando las órdenes de Hiruzen Sarutobi, el tercer Hokage. Esperaba con ansias su digna misión, sentir esa adrenalina que lo hacía sentir tan vivo, recordando porque es un shinobi y porqué espera con tantas ansias todo lo referente a misiones ninja.

-Uchiha Itachi, tu misión consiste en capturar vivo o muerto a Kuromaru Hanata, un asesino, además de que se ha propuesto robar información crucial de Konohagakure. Irás en el escuadrón de Hatake Kakashi -dictó el hombre mayor, leyendo un pergamino.

-¿A que hora partiremos? -preguntó el menor, sin despegar la mirada del suelo. Itachi era muy respetuoso.

-Partirán mañana al amanecer, por mientras prepárense. Ahora vete -en menos de un segundo, el prodigio Uchiha ya no estaba en esa oficina. La puerta se abrió, dejando ver a un hombre viejo también, pero con una venda en su brazo, junto con una parte de su rostro vendada.

-¿Por qué no lo hacemos? Sabes que los Uchiha son peligrosos, Hiruzen -comenzó otra vez el Shimura, poniendo sus puños en la mesa. Hiruzen lo miró con paciencia.

-Tenemos que esperar, Danzo. Ya te dije que si las cosas se ponen feas en un año, permitiré ese genocidio tuyo -suspiró el inútil, ya cansado de tener esa conversación.

-Hiruzen -llamó el consejero -. Si nosotros no los erradicamos primero, ellos harán golpe de estado, imbécil. ¿Quieres ver como Konoha se hunde por tu cariño hacia un clan asqueroso como lo es el Uchiha? -preguntó, con veneno en su voz.

-¡Ya hablamos de esto, Danzo! No permitiré ese genocidio hasta que me des razones válidas, no solo teorías -lo cortó el Sarutobi, perdiendo la paciencia y serenidad.

-Entonces... -y una "fantástica" idea llegó a su cerebro -... ¡Entonces necesitamos espías! -dijo, golpeando de nuevo el escritorio del Hokage.

-¿Espías? ¿Te volviste loco? Si un solo Uchiha nota espías, ahí de verdad pasará algo grave, sin necesidad de que ellos hayan sido los responsables del ataque del Kyubi -puso sus dedos en su cien. Todos esos temas lo tenían saturado, y sin decir de las misteriosas desapariciones infantiles.

-Ya tengo en mente a dos espías, Hiruzen. Uchiha Itachi, y Uchiha Shisui -dijo, mientras daba una sonrisa espeluznante. Hiruzen analizó la situación, esos dos Uchiha podrían servir, se nota a mil calles que son pacifistas desde niños.

-Bien, pero no les podrás decir hoy, ni en la próxima semana. Tengo al joven Itachi en una misión para mañana, y el joven Shisui está en una misión de dos meses en estos momentos -miró todos los documentos que tenía por leer. Suspiró y se paró de esa silla, mejor daba paseos por Konoha.

-Tsk, bien -se convenció el Shimura. Ambos salieron de la oficina Hokage, a los ojos de Itachi, quien había oído toda la conversación.

¿Habría una masacre si los del clan mostraban que iban a hacer golpe de estado por ser tan reprimidos? Mierda, ese si que era un problema. Ya fue bastante frustrante cuando su padre le propuso ser un espía para ver que planeaba el Hokage, pero, ¿llegar a ser doble-espía? Eso no podía ser. No quería y no podía...

Itachi esa mañana, tarde y noche, se quebró.

𖦹

F por Itachi, ya no le va a quedar casi nadie.

¿Cómo es que nace su obsesión por Kakashi? ¿Por qué justamente él? ¿Habrá una masacre Uchiha?

-chilenademierda

Pequeño bastardo [KakaIta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora