CAPÍTULO 10

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—Vaya, vaya...el híbrido de la nueva división.— Dice Hoffgärd aún sentado cómodamente en su lugar.— ¿Cuándo te diste cuenta? O mejor dicho, cómo.

Me pongo de pie y compruebo que estoy solo en la plataforma. La luz en las tribunas se vuelve pero de manera tenue, apenas puedo distinguir las brigadas. Encuentro con la mirada a los mentores y temiendo la posible represión, decido cerrar mis puños para airear mi enojo. No voy a lograr nada, no voy a lograr nada.

—Lo siento.— Murmuro mientras me doy la vuelta para volver a mi lugar decidido a salirme de allí cuanto antes.

—Cada cuatro divisiones, tenemos un híbrido.—Hoffgärd insiste con tal presión que logra mi retención en la plataforma.— Los híbridos tienen una energía psíquica de tipo transmutable y poseen la virtud de la empatía aunque a mi me gusta describirlo más como el poder del omniscismo. Eso quiere decir que tienen la virtud del conocimiento y en consecuencia tienen la capacidad de ejercer control sobre todo el cerebro y no solo una cuarta. Esto no los exime de pertenecer a una brigada, solo les da más control y conexión con las demás partes...y personas.

Asiento una vez para evitar malas reacciones y vuelvo a encaminarme hacia mi butaca.

—Sería inútil y hasta algo descortés enviarte a la banca, híbrido. No después de tal acto de valentía.

Hoffgärd se dirije hacia su lugar y todo se vuelve oscuro otra vez.

—AX—0.18.8.18, dirígete a la plataforma.

A pesar de la oscuridad puedo notar su sonrisa y eso me toca un lugar que no creía necesitar hasta más adelante. Ya es personal. No em hace falta mantenerle la mirada para comprobar cómo la desconfianza toma un color definitivo.

Supongo que el numerito no terminará a no ser que lo haga ¿verdad? Después de todo sigo aquí. Me están esperando.

Camino hacia la plataforma al fin asimilando estas últimas deducciones. Como era esperable, la luz comienza a crecer de manera laberíntica. Lo único que logra acaparar al resto de mis dudas existenciales es, ¿cómo me rebelo en su propio juego si todavía no conozco sus reglas?

—4,

Entonces me lo repito, me ha funcionado antes.

—3

Todo está en la mente.

—2...

Abro los ojos. Me ubico, giro mientras me revelo en mí mismo. Estoy en medio de un pasillo. El Área Restringida. Estuve aquí antes, eso quiere decir que...

Camino hasta dar con la puerta, la misma de anoche para confirmar que esta vez, está cerrada. Maldigo en voz baja pero al bajar la vista me encuentro con mis propias manos.

Las observo y presiono con ellas la puerta para terminar atravesándola. Suspiro agitado al encontrarme dentro mientras las partículas de información que ocupó mi cuerpo, se restauran. Claro. No estoy en la verdadera área restringida, solo en un programa de selección. Nada de todo esto existe.

Esta vez no hay carpetas ni escritorios ni cables, solo un pasillo iluminado tenuemente desde abajo. El destino del pasillo y ambos costados son oscuros. Hay algo que me incita a quedarme quieto y hasta volver atrás pero necesito acabar con esto de una buena vez. Algo me dice que esto, está lejos de terminar. Mis manos se transforman en puños sudorosos y mis ojos se esfuerzan por penetrar la negrura.

Al dar un paso, la oscuridad se desvanece dando lugar a una luz rojiza y entonces, como efecto de interferencia, entiendo mi posición en el campo; como si fuesen dos dimensiones alternándose en un mismo plano. Me refriego los ojos pero los dos planos confluyen en uno solo: Estoy en la plataforma iluminada de color rojo pudiendo ver a todos los letrados sentados en sus respectivos lugares.

Arcadia: Etapa I, Evolución.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora