30 días de OTP [•°SiriVene°•]

• Día 3: Jugando o viendo una película

⚠Antes de leer⚠

Todos tienen apariencias humanas, sin embargo no tendrán nombres humanos.

🇸🇾💞🇻🇪

"La noche tiene revelaciones que el día ignora. La noche tiene más afinidad con los misterios de los orígenes que el día."

—Ernesto Sábato.

[•°🌲°•]

Rió tapando su boca con su diestra, cerró sus ojos mientras se agachaba en ese lugar estrecho. Guardó el más mínimo silencio que podía a su corta edad queriendo parecer un ninja ante los ojos de su mejor amigo de «ojos lindos», sabiendo de su audición debía de ser los más callado si no deseaba ser encontrado y terminar correteando detrás de aquella gacela reencarnada en un niño de siete años.

Casi soltaba una risa para cambiar de escondite, pero se quedó paralizado en su lugar aguantando la respiración al escuchar leves murmullos a unos metros de ahí, cuando los pasos se hacían cada vez más fuertes supo que era un momento crucial. Poco a poco dió unos pasos hacia atrás procurando en no hacer ruido en el pasto y no pisar alguna rama que le delatara.

Mordió su mejilla izquierda quedando sentado entre aquella estatua y la pared, delante suyo vio una araña del porte de su meñique, pero poco le importó. Más bien le pareció algo bonita, pero esta se encontraba tan alto que con su estatura no alcanzaría a tocarla ni de puntillas, quizá si se lo pedía a su progenitor la llevarían a casa para tenerla de mascota.

Sí, quizá podría asustar un par de veces a Colombia y junto a Ecuador la cuidarían, era un gran plan. Ya se imaginaba toda una vida con ese arácnido de mascota, esos pensamientos le gustaban mucho.

—Booh.

Saltó en su lugar chillando por el susto, su pie se enredó con una planta ya adherida a la estatua y terminó cayendo de costado, para su increíble suerte en ese tiempo mantenía una chaqueta y no raspó sus pequeños brazos. Rodó unas dos veces hasta parar al lado del piso mohoso por la humedad, estaba lleno de tierra y plantas por todos lados incluyendo algunas piedras diminutas en su cabello recién lavado. Por obviedad le regañarían ya que ni siquiera veinte minutos llevaban en ese lugar y ya estaban repletos de suciedad.

Y sí, repletos porque Siria tenía los pantalones y por ende zapatos embarrados en su totalidad, quizá no fue buena idea aceptar la guía de Venezuela e ir por los caminos mojados por una lluvia mañanera. Pero no se arrepentía, fue bastante divertido sentir como estaba en un extraño tipo de arenas movedizas, sólo que en ese caso no era peligroso.

Ante la abrupta caída del más alto por unos cuatro centímetros, el árabe a paso acelerado terminó al lado intentando ayudarle para sentar y revisar cualquier herida que fuera creada, vio los brazos, piernas y cara, nada, sólo suciedad por la tierra y una sonrisa divertida marcada en su rostro.

—Juguemos otra cosa —Escuchó decir al de pecas, sus ojos grises brillaban cuando la mano del sirio terminó tratando de limpiar su cabello con delicadeza.

El de ojos verdes se extrañó, pero, era el turno de Venezuela para escoger que juego sería ahora. Así que aceptaría a menos que en verdad no le gustase, después de todo habían dos posibilidades que conllevaría eso: Peleaban, o elegían otro que disfrutaran los dos. —¿Cuál?

—¡Explorar!

[•°🌲°•]

Siria siseó a su amigo con fuerza, colocando su mano en la cara del más alto mientras veía a lo lejos a sus respectivos tutores alertas de todos sus movimientos, al parecer hablaban entre ellos mientras reían ocasionalmente. Esperó unos segundos a que se distraigan pero parecía que nunca les quitarían los ojos de encima, frunció el ceño.