I miss the bad things~

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Que madrugada más tranquila, noche de bello silencio que adormece a las personas, todos descansan en sus camas, pequeños niños, parejas enamoradas, gente que se soporta por alguna razón y quiénes se aborrecen entre sí, todo el mundo está en un sueño a tan altas horas de la noche, muy pocos se quedan despiertos tan tarde, no importa si trabajaban, tenían insomnio o esperaban a alguien, casi todos caían dormidos en algún punto de la noche, pero no era el caso de quién revisaba el reloj cada 10 minutos mientras daba vueltas por la habitación, su paciencia era poca y daba suspiros largos cada cierto tiempo, su dolor de cabeza aún no llegaba a casa, pero ya estaba preparandose mentalmente para su llegada al lugar tan pacífico que le esperaba.

De un momento a otro sus pasos se detuvieron, escucho atento y puso suma atención a cada sonido, la puerta principal se abría burdamente, una puerta azotandose en plena madrugada era lo normal en aquella casa, el sonido de los pasos subiendo cada escalón sonaban desde lejos, con eso podía saber que tan mala noche iba a ser aquella, todo sonido cesó repentinamente, la sombra de algo detrás de la puerta se veía por la pequeña rendija que separaba al piso de la teñida puerta de roble, un suave rasguño se escucho del otro lado, la perilla comenzó a temblar, el leve movimiento que la hacía girar le estaba dando nervios, el rechinar tan sutil que anunciaba a quien entró le enchino la piel, una mirada fría fue lanzada a su compañero que lo veía desde el portal de la entrada, ebrio y tambaleando dió varios pasos hacia el hombre que lo esperaba desde hace horas, una sonrisa de satisfacción se cruzó por su cara ahogada en alcohol, molestando a quien apretaba sus puños con coraje atorado.

¿Qué linda la hora en la que llega el señor, no? — su voz malhumorada atacó al demonio de pelaje negro, una mueca se formó al ver al diablo en tal estado, siempre le hacía lo mismo todas las noches y nunca se acostumbraría a eso, por si te lo preguntas curiosillo.

Esa sonrisa que antes irradiaba satifacción se quitó con esas palabras, estiró sus cuerpo y abrió la boca sin mucha gana — No me estes molestando con eso, Dice — sus ojos rodaron con molestia, restándole importancia a la clara molestia de su compañero.

No le quitaba la mirada de encima, sin querer dejo de apretar los puños dejándolos descansar al menos un poco — Oh, disculpe señor Lucifer, no debería cuestionar su hora de llegada a esta casa — pasos cortos se dieron para acercarse muy poco al diablo, su cuerpo se tensaba con el pronto olor del alcohol en el aire, un fuerte tufor inundó su olfato y una cara de asco apareció sin duda alguna.

Un suspiro pesado sono, el rechinar de sus dientes hizo un debil sonido al apretar con fuerza los punteagudos dientes — ¿Por qué te gusta estar todo el puto tiempo sobre mí? _ soltó hostil, aquella plática lo estaba molestando con facilidad, en esos ojos ya se podía ver un ardiente fuego de ira y sus palabras se estaban calentando sin la necesidad de un cautín en su garganta, era un hombre con reacciones inesperadas — ¡¿Qué carajos es lo que quieres ganar con eso?! — gritó de imprevisto, aquella voz varonil era arisca al salir de su boca, sus pasos medianamente precisos lo llevaban al de piel nivea, acortando al menos algo de la distancia que los separaba bastante.

¡A mi no me vas a gritar de esa forma, idiota! — su reacción inmediata se hizo a la orden del día, pues no sé había hecho esperar ni unos segundos cuando ya está cara a cara con el oji lava.

La mirada intensa entre ambos no los dejaba, el duelo de miradas en una discusión era necesaria, quien quitará la vista primero dejaba de imponer autoridad sobre el otro, la superioridad y arrogancia en ese tipo de cosas eran la mayoría de razones por las que sucedía el duelo, pero el orgullo casi todo el tiempo tiraba el espectáculo después de unos segundos.

Tan cerca suyo con sutileza una garra acaricio la mejilla ajena, esa cercanía de un segundo a otro le gustaba y aprovechaba ello con la maña que lo caracterizaba — Entonces como quieres que te hable, así despacito~ — susurro llevando sus labios a los de Dice, esperando al menos un roce para disfrutar de lo que tenía de frente, su garra seguía tocando la mejilla y sin importale con ella acercaba el rostro al de él.

Incómodo quitó aquella zarpa de su rostro, con labios temblorosos y el paso inseguro retrocedió al menos unos centímetros de su pareja — Aleja tu aliento alcoholico de mi cara — las palabras que salían eran gélidas, la mirada parecia la misma, pero su postura ante el ser demoníaco se encogía con su severo silenció.

Callado avanzo a paso firme, obligando al otro a seguir retrocediendo hasta toparse con la orilla de la suave cama — Nada te tiene contento... — una corta y silenciosa risilla salió mirando a su compañero, una garra empujó con brusquedad el cuerpo de Dice, un quejido en protesta salió cuando cayó boca arriba sobre el camastro y el movimiento de la cama hizo ver cómo el diablo se encontraba encima suyo, las garras se deslizaban campantes por la tela de la pijama, seguras se metían debajo de la ropa y tocaban la piel palida.

Las manos hacian un espacio entre sus cuerpos, las blancas manos empujaban el pecho de Devil, separando al menos la parte superior del cuerpo que lo atrapaba — Voy a sacarte de la maldita habitación si no me dejas en paz — sus ojos se cerraron al sentir aquellas caricias, estaba negando en su cabeza el dejarse llevar por las sensaciones que le brindaban.

Sonreía de nuevo, la cara angelical a su cargo le hacía sentir superior desde lo alto — Siempre a la defensiva cuando estoy en casa, por que no agradeces que estoy aquí y no con alguien más — el tono grave golpeaba su corazón con lo que salia de su boca, le gustaba ver la reacción de quién escuchaba eso, pues lo alentaba a seguir molestando para ver qué podía llegar a conseguir de todo ese show — Solo quiero pasar un buen rato contigo, ¿Por qué no sonríes al menos un poco? — el empuje en su pecho se estaba debilitando, pues con mínima fuerza retiro las manos y las dejo en sus hombros, sus labios cayeron sobre el cuello aperlado y besaban con emoción la piel.

Los labios rosados seguían temblando, los ojos antes apretándose ahora se abrían para ver el movimiento sobre él — Por que sonreía cuando tengo a un borracho sobre mí, en verdad que me das asco... — los besos y lamidas estaban acelerando su respiración, los suspiros de sus frágiles labios salían sonoros y caían en el oído del demonio, el agarre de sus dedos en el pelaje se estaba haciendo presente, el calor de su cuerpo por los besos estaba quemando una parte de su orgullo, el sonrojo coloreaba sus mejillas y amortiguados quejidos por sus labios salían algo callados.

Con lentitud dejaba de besar su cuello, alejando esa boca de la colorada piel ya mordisqueada — Esa boquita Dice~ — una garra bajo a la entrepierna de su amante, acariciando sobre la ropa interior mientras veía la reacción de los ojos esmeraldas — Si tanto te molesta, ¿Por qué no dejas de suspirar por mí? — se abrió paso entre las piernas de su pareja, abriéndolas de par en par acomodando su cuerpo en una posición más cómoda, siempre mirando el rostro debajo de él.

Una mano jalo el pelaje negro — Cállate, no me estés molestando... — su cuerpo temblaba con toda esa atención que recibía, la mirada incansable sobre su cuerpo lo estaba agobiando al estar vulnerable entre las sábanas; el mismo peli negro sin pregunta alguna bajaba la ropa interior del otro varón, ojos brillantes se comían vivos cada parte de piel expuesta, mientras que el albino ya no hacía nada en su contra, el aroma a whisky de su aliento estaba apagando su coraje inicial por la llegada tardía a casa, las caricias en esa zona lo mataban lentamente con la yema de los dedos, en su mente se iba formando la idea del placer y se motivaba a seguir con el acto hasta acabar con cada roce.

Sin nada que decir ayudo a Dice a sacar la camiseta del camino, la cosa que estorbaba entre su boca y los botones rosas de su pecho ya no estaba — Estabas esperandome por esto, no mientas~ — la punta de su lengua tocaba el pecho, la saliva se quedaba como evidencia de su recorrido, un camino juguetón hasta sus pezones se formaba y los labios se aprenzaron a los sensibles botones, la sutil succión lograba hacer quejarse al de iris verde, los dientes mordian la areola dejando la marca de su estancia ahí, la voz ronca del diablo lo hacía sentir tan culposo por todo el acto.

La vista borrosa, dedos enredados en el cabello negro deslizándose hasta la cara de su pareja, sacando de su trabajo en el pecho para verse fijamente, acercándose por instinto a la cara sonrojada, seguía trabajando con una mano en el miembro ajeno y sin embargo, lo que más deseaba de todo eso era besar aquella boca. Sus labios uno contra el otro, su lengua invadiendo la boca, los suspiros ahogándose por el húmedo beso, las lenguas luchando en el mismo sentido, para que el sabor del licor de una opacara todo, el aire faltante los mato y dieron distancia entre ambas caras, sus labios se dejaron lentamente, un fino hilo de saliva los unía, solo hasta que se rompió por la distancia — Quítame el aliento~ —ambos rostros se bañaban en sonrojos, una mueca de picardía se alzó al vuelo y las luces se comenzaron a atenuar con los segundos, dándoles más privacidad para terminar lo que apenas comenzaba allá abajo...

✞ⅈ ℳⅈՏՏ Ͳℍℰ ℳⅈՏℰℛℽ✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora