8

89 19 0
                                    


Las solitarias y frías calles de la ciudad eran alumbradas por múltiples luces, provenientes de algunas casas que celebraban con entusiasmo el tan esperado 24 de Diciembre, a pesar de eso, sólo se escuchaban de fondo los cantos de los grillos y ladridos de perros callejeros, casi como si también entonaran villancicos.

El ambiente era tan alegre y triste a la vez para Jungwoo, quien caminaba con la cabeza agachada, sin importarle a donde lo conducían sus pies. Su rubio cabello cubría sus ojos, y las pocas personas con las que se cruzó le regalaban una mirada de lástima, imaginando que era un chico sin familia con la que celebrar la especial fecha.

Caminó y caminó por minutos eternos. Su celular no sonó ni una sola vez, tal vez Mingyu y los demás realmente no se preocupaban tanto por él como aparentaban.

Su cuello dolió por todo el tiempo que mantuvo su mirada baja, obligándolo a finalmente ver hacia el frente.

Había llegado a un bonito parque con muchos árboles, que siendo tan grande sólo tenía unos pocos faroles iluminando sus caminos, al parecer se les olvidó que pronto sería Navidad y debían decorar el parque.

Jungwoo no lo sabía, pero aquél lugar era donde se sentó ese día a hablar luego de meses completos sin comunicarse con Mingyu, y donde justamente le pidió realizar ese viaje que le costaría sus recuerdos.

Igual que ese día, una figura lo observaba desde una distancia prudente, sólo que esta vez su intención no era sólo la de ver. La silueta de alguien se fue acercando cada vez más al joven, el rubio no tardó en detectar otra presencia junto a él, girando bruscamente para quedar frente a frente con ella.

Una chica de estatura bajita, envidiable figura, pelimorada rozándole al negro y sobre todo, un rostro que dejaría a cualquiera sin aliento —pero Jungwoo no era cualquiera— debido a su resplandeciente belleza.

—¿No crees que es muy tarde para que andas solo por las calles, cariño?—Jungwoo extrañado, frunció el ceño. —Aún peor, ¿no deberías estar celebrando felizmente la Navidad?

—N-no...quería despejarme...—no sabía porqué tartamudeaba, pero de cierto modo esa chica le causaba temor.

—Mmm, —la chica cerró los ojos, como meditando. —que raro que Doyoung o los demás no estén revoloteando a tu alrededor.

¿Quién era ella?

¿Por qué sabía de sus amigos?

—No estás muerto, es una pena para ti, y para mí también, ¿por qué me complicas tanto las cosas?

—¿Q-Qué...dices?

A la chica se le dibujó una fingida e irónica sonrisa en sus labios.

—Sólo eso, que no puedes robarme lo que es de mi propiedad, y que sería más fácil para ti si ya te encontraras muerto.—uno de sus dedos fue a parar al pecho de Jungwoo, presionando con algo de fuerza. —Ahora sufrirás las consecuencias por quitármelo.—y con eso, la chica se dio vuelta dejando regado en el aire su perfume, y con pasos que resonaban por todo el espacio se retiró, dejando a un desconcertado Jungwoo.

Una gélida corriente de viento golpeó fuertemente el cuerpo de Jungwoo, había salido de su casa sólo con el suéter que se puso en la tarde, el cual no le abrigaba, y mucho menos tratándose del frío ambiente que Seúl adoptaba todas las noches, sin contar que se encontraban en época de invierno.

Pero él no quería regresar a casa, necesitaba más tiempo para sí mismo, para aclarar todos sus desalentadores pensamientos que rondaban su cabeza. Parecía un cuerpo sin alma que caminaba por pura obligación. En pocos minutos ya estaba en la banqueta frente a una cafetería que era gobernada por un ambiente hogareño, se asimilaba más a una casa repleta de mesas que a un restaurante, y que por alguna razón, le resultó un lugar muy peculiar, por no decir que se sintió muy familiarizado con este.

A Jungwoo no se le hizo mala idea entrar a tomar un chocolate caliente para subir su temperatura corporal, pero al acercarse a los grandes ventanales del lugar vio una conocida persona sentada dándole la espalda mientras hablaba con la encargada del lugar.

Su ceño se frunció inmediatamente, su plan de quedarse a tomar una bebida caliente se fue a la basura tan pronto como vio a Jaehyun ahí, por supuesto podría entrar e ignorarlo, pero estaba seguro de que Jung le echaría unos sermones tan largos por andar caminando solo a esa hora y con ese clima.

Sin querer pasar por eso se alejó rápidamente de la cafetería, se detuvo y se quedó parado junto a un farol tan pronto como estuvo lo suficientemente lejos del establecimiento. De pronto, la realidad lo golpeó, desde que llegó al parque estaba perdido, no reconocía todas esas calles que cruzó, y mucho menos ahora que se alejó aún más de su vecindario. Iba tan distraído que se olvidó por completo de observar bien por qué lugares pasaba, y mucho menos los memorizó para saber cómo ir de regreso.

No le quedaba de otra, tendría que llamar a alguien para que viniese por él. Con algo de miedo tentó sus bolsillos buscando su teléfono, y con un gran alivio suspiro cuando dio con el, se alegraba de no haberlo perdido en el transcurso de su "viaje", o peor, olvidarlo en casa. Lo prendió y fue a su lista de contactos, y por primera vez desde que despertó de su inconsciencia, se dio un poco de tiempo para revisar detenidamente los contactos que tenía, no habían muchos, pero más de la mitad no los reconoció, sus nombres no le sonaban.

Al entrar a la aplicación de llamadas, se dio cuenta de que había más de 10 llamadas perdidas, no las escuchó debido a que su teléfono estaba en silencio. Entonces...¿realmente si se preocupaban por él?

Sacudió su cabeza de un lado a otro, seleccionó el número de Doyoung y llamó. Pensó en llamar a Jaemin porque realmente con él se sentía cómodo, pero no quería que saliera solo a esa hora, Mingyu y Taeyong lo regañarían y se formaría un incómodo silencio entre ellos, y a Yuta ni hablar, no estaba molestó con él, confundido quedaba más.

Prácticamente ni el primer tono de la marcación sonó cuando Doyoung ya había contestado a la llamada.

—¡Woonie! —contestó con una exclamación seguida de otras cuantas más.
—¿En dónde estás? ¿Estás bien? ¡No debiste haber salido así!-

—Doyoung Hyung.—habló con una tranquilizadora voz que inmediatamente mandó callar al mayor. —¿Puedes venir por mí?

—Woonie, dime dónde estás, estoy saliendo junto con-

—Ven solo, por favor.

A Doyoung le fue imposible resistirse a la dulce voz con la que Jungwoo le hablaba. Obedeció lo pedido como si fuera un robot, obligando a Mingyu, quien ansioso esperaba ir a encontrarse con su primo, pero que a petición de este mismo se quedó en la casa esperando a que Doyoung lo trajera de vuelta.

Para cuando Doyoung por fin dio con el lugar donde Jungwoo aguardaba pacientemente después de recorrer muchas calles e ir de un lado para otro, el rubio ya temblaba ligeramente debido al poco abrigo que traía. Doyoung llegó a su lado y lo abrazó con fuerza, admitía que la angustia de no saber a dónde fue Jungwoo, y que encima anduviera él solo a tan altas horas de la noche, sumado a la angustia provocada por el cómo reaccionó Jungwoo a las palabras de Yuta, le hizo querer protegerlo de todo escondiéndolo entre sus brazos. 

Luego de varios minutos en los que ambos se fundieron en aquel cercano contacto, se separaron con lentitud, como si no quisieran.

Doyoung pasó por los hombros del menor una acolchonada chamarra que lo hizo recuperar su temperatura normal.

—Vamos a casa.—dijo el pelinegro, caminando muy cerca de Jungwoo, como si temiera que este se volviera a ir así de la nada.

Los dos entraron a la casa, los luces que la adornaban tanto por dentro como por fuera contrastaban por completo con el lúgubre ambiente que había entre todos los chicos, quienes mantenían una expresión seria y preocupada.

El resto de la noche transcurrió en una cena silenciosa, unos incómodos pero buenos deseos de Navidad que se dieron los unos a los otros, y ni hablar del día siguiente, donde la alegría que debían de mostrar simplemente nunca se presentó a la hora de abrir los regalos debajo del árbol navideño.

Pero a pesar de que no estaban del mejor humor para mantener una sonrisa duradera en su rostro, todos agradecían infinitamente que Jungwoo se encontrara junto con ellos, lleno de vida como siempre lo estuvo. No imaginaban vivir su día a día sin la presencia del rubio que los tenía enganchados.

....

Amnesia- NCT [Jungwoo Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora