Mas que invasivo el recelo al salir del armazón incluso cuando no hay tormenta, el ritmo se acelera, las ventanas se quiebran.
Siento que corro por una autopista repleta a mi alrededor hay niebla, la turbación es mi mano derecha y lo que siembra es la reserva de mis penas.
Los cuervos ya no quieren ni mirar y yo no creo aguantar mucho más, las ganas de ser ellos y sucumbir al riesgo porque lo espero. Nada más estoy perpleja, Está en conflicto mi destreza.6
Me inquina el sinsabor que destella mi alma a cuestas de esta noche en vela. Pero no temas, solo quiero ver las estrellas sin importar lo que me exceda.