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Capítulo 1: El pasado doloroso

Capítulo 1: El pasado doloroso

Izuku Midoriya se encontraba sumido en un abismo de tristeza desde aquel fatídico día en que su madre falleció. La pérdida había dejado una marca profunda en su corazón, llevándolo a experimentar una tormenta de emociones que le costaba controlar. A sus ocho años, se había convertido en un niño solitario y taciturno, alejado de la alegría y la vitalidad que solía caracterizarlo.

Cada día, Izuku visitaba el cementerio, donde descansaban los restos de su madre. Allí, junto a la lápida, compartía sus pensamientos, sus anhelos y sus lágrimas. Se sentía vacío sin ella, como si un pedazo de su ser se hubiera ido junto con su partida. La ausencia de su madre se extendía por su vida cotidiana, en cada rincón de su hogar y en cada recuerdo que evocaba.

Para intentar llenar ese vacío, Izuku se sumergió en los libros de héroes y villanos, en busca de distracción y consuelo. Aunque su sueño de convertirse en un héroe ardía en su interior, había aceptado que era imposible sin un Quirk. Sin embargo, su devoción por los héroes y su admiración hacia ellos no se desvanecían. En su corazón, seguía latiendo la esperanza de que algún día pudiera superar su limitación y convertirse en un verdadero protector.

Su aspecto también se había transformado. Sus cabellos verdes, una vez vibrantes y alegres, se habían vuelto más opacos y desordenados, enmarcando su rostro pálido y marcado por la tristeza. Sus ojos, antes llenos de curiosidad y determinación, ahora reflejaban una mezcla de dolor y anhelo. Vistiendo prendas oscuras y una expresión melancólica, parecía haber envejecido prematuramente, llevando consigo un peso que ningún niño debería cargar.

Pero en lo más profundo de su ser, Izuku se aferraba a la promesa que había hecho a su madre antes de su partida. Prometió que nunca renunciaría a su sueño, a pesar de los obstáculos que se interpusieran en su camino. Esa promesa era un faro de esperanza en medio de la oscuridad que lo envolvía.

Cada día, mientras se preparaba para ir a la escuela, miraba al espejo y se recordaba a sí mismo la determinación que ardía en su interior. Se decía a sí mismo que no importaba lo que el destino le hubiera arrebatado, él seguiría luchando, buscando su lugar en el mundo de los héroes.

En los momentos más difíciles, cuando la tristeza amenazaba con ahogarlo, Izuku recordaba las palabras inspiradoras de su madre. Ella le había enseñado que, aunque el mundo pudiera ser cruel y despiadado, siempre había bondad y esperanza en alguna parte. Con ese pensamiento en mente, se levantaba cada mañana, enfrentando el día con valentía y una determinación renovada.

El camino hacia su sueño no sería fácil, pero Izuku estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se le presentara. A pesar de su falta de Quirk, sabía que había algo más en su interior, algo que lo hacía especial y único. Ese fuego que ardía en su corazón, esa pasión indomable por hacer el bien, era su mayor fortaleza.

En medio de su dolor y desesperación, Izuku se aferraba a la esperanza, convencido de que su madre siempre estaría a su lado, guiándolo en su viaje hacia la grandeza. Aunque su pérdida lo había cambiado profundamente, también había encendido una chispa de determinación en su interior.

El camino hacia convertirse en un héroe estaba lleno de obstáculos, pero Izuku estaba listo para enfrentarlos. Sabía que su viaje apenas comenzaba, y que el destino le tenía preparadas sorpresas que ni siquiera podía imaginar. Pero él estaba decidido a abrazar cada desafío y, con el recuerdo de su madre como guía, forjar su propio camino en el mundo de los héroes.