Capítulo 3

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Siento como me jalan unas poderosas manos y me sacan del agua y me llevan,como si no pesara nada,a la orilla del río, tapan mi nariz y... si, me hacen R.C.P. (Reanimación Cardiopulmonar),  después de unos cuantos intentos logro expulsar el agua de mis pulmones en una tos feroz que me deja la garganta como en carne viva y abro mis ojos solo un poco pero todo me da vueltas , los cierro fuertemente y los abro de nuevo pero todo sigue girando, lo único que alcanzo a ver es un hermoso rostro varonil y unos increíbles ojos azul eléctrico pero no puedo observar nada más ya que vuelvo a quedar sumida en la inconsciencia.

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Logro recobrar la consciencia, poco a poco abro mis y veo un techo de madera oscura y siento que estoy acostada en una cama, trato de recordar el porque estoy viendo un techo de madera y no de yeso como el que hay en mi cuarto y es cuando regresan los recuerdos, la caminata en el bosque, la persecución del oso y la caída, me siento de golpe en la cama y me viene un fuerte dolor de cabeza.

"¡Demonios!, eso duele"

"No debiste de levantarte así"

Me sobresalto al escuchar una voz y giro rápidamente mi mirada hacia su dueño, ocasionando así otra punzada de dolor, cuando por fin termina, logro abrir mis ojos y veo al propietario de esa increíble, pero autoritaria, voz grave, nada más ni nada menos que el mismo chico que ví cuando me sacaron del río, y vaya que es él, puesto que nunca en mi vida olvidaría unos ojos como los suyos , es un chico  entre 20 - 21 años, con un cuerpo de dios griego, cabello negro intenso, cuando por fin termino de analizarlo bien vuelvo a sus ojos y veo que se ha dado cuenta de mi inspección dándome una mirada seria, quito mi mirada de la suya estando avergonzada  y es cuando realmente reparo en donde estoy; me encuentro en una gran habitación con paneles de madera, un gran librero del piso al techo repleto de libros y al lado lo que parece ser una cómoda con algunas cosas encima , una puerta oscura que no se a donde conduce,  una gran ventana que te permite ver la luna llena, un pequeño sofá y una chimenea.

"Do...  dónde estoy?" pregunto con mi voz ronca

"Estás en mi castillo" contesta el muchacho con una voz llena de autoridad

"Como llegué aquí?"

"Estaba haciendo mi ronda en el bosque cuando del otro lado del río te vi correr, tropezar y después caer al río, te diste un gran golpe en la cabeza con una roca y caíste inconsciente, te saqué del río y te traje aquí"

"Oh, gracias"

No sabía que más decir, el escrutinio de su mirada me ponía realmente nerviosa.

"Cómo se encuentra tu cabeza?"

"Oh, bien, supongo, solo duele un poco"

"Y tu pierna?"

"Mi pierna?"

Dirijo mi mirada hacia mi pierna derecha y veo que está vendada, trato de moverla pero con el simple hecho de tratar de hacer un movimiento me duele mucho, ni siquiera sé cuándo fue que me la lastimé.

"Bien, mandaré a que te traigan algo para el dolor" Debí de hacer una gran mueca para que fuera a traer a alguien.

Y solo terminar de decir aquello sale de la habitación y me deja sola en la habitación.

"Si claro, no hay problema, al fin y al cabo siempre caigo a ríos y soy rescatada y llevada a un lugar que no conozco por un extraño chico, creo que un está bien, vuelvo en seguida voy a por ayuda, siéntete como en casa, un poco de mas comunicación no le vendría nada mal..." y soy interrumpida en mi diatriba cuando la puerta se abre. 

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