𝓓𝓲𝓻𝓽𝔂 𝓛𝓸𝓿𝓮 || ᴾᵃᵘᵏⁱ

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Narra Paulo:

Viernes, última hora de colegio, ya se sentía en el ambiente las ansías de todos por qué llegue el fin de semana para vivir su vida, no tener que levantarse temprano y poder salir de joda para posiblemente llegar con resaca el lunes en la mañana.

– ¿Al final vas a venir a la joda de este finde?, viene a tocar unos pibes re pegados - dijo Mauro Monzón, mi mejor amigo; nos llevábamos un par de años pero no significaba que no nos entendamos, era bastante maduro comparado a los pendejos de su edad.

Aparte de que él estaba un año adelantado en el colegio (pedido de sus padres). Nunca se me dio por preguntar el por qué lo hicieron o por qué lo dejaron adelantarse, así que siempre tuve esa duda. Supuse que era un niño prodigio.

– Mmm no se si pueda - dije rascándome la nuca y guardando todo en mi mochila pues había tocado el timbre para salir y yo todavía seguía ahí boludeando, cuando se vació el salón entro Mau a hacerme conversación como de costumbre-

– ¿Por? Si es re cerca de tu casa, aparte vamos en colectivo boludito- hizo puchero sentandose, más bien, tirándose sobre la silla que estaba al lado de la mia-

– Mi madre se re ortiva, y no creo que me deje ir a jodas - murmure algo avergonzado mientras cerraba mi mochila-

Era una realidad, mi madre aún desconfiaba de que yo salga como los otros pibes de mí misma edad, nunca me tenía confianza.

– Decile que venís a dormir a mi casa y de ahí nos vamos- sonrió mirándome, siempre hacia esa cara, junto a sus ojitos de pollito mojado para convencerme, lo cual funcionaba bastante bien conmigo - total confia en mi familia y mis viejos me dejan salir a donde quiera, ponete la 10 Pau... Capaz y te conseguís algún chabón que te guste-

Su acote final hizo que mi cara se pusiera roja ya que era un secreto que solo le dije a él, me gustaban los pibes y nadie más que el y mis padres lo sabian, y realmente prefería que se mantenga así.

– Cállate que te pueden escuchar pelotudo -dije pegándole suavemente en la nuca y mirándolo mal- Le voy a decir a mi madre a ver si me deja quedarme y te aviso por mensaje - saqué un suspiro pesado por qué sabía que si me mandaba alguna cagada la poca confianza que me costó formar con mi madre desaparecería al instante y nunca más en mi patética vida podría salir.

– Bueno rey de reyes ponete ropa fachera y ponete bello que este sábado te la das en la pera y te comes algunos bombones - río Mauro subiendo y bajando las cejas repetidas veces pegandome suavemente en los hombros repetidas veces - Eeeehhh pisho...

– Que pesado que sos - bufé con mi cara ardiendo poniéndome la mochila y siguiéndolo hasta la puerta.

– ¿Encima que te arme tremendo plan de escape me decís eso? - agarro su pecho de forma dramática fingiendo dolor - ¡Awch!

– Dale, acompáñame a mí casa y yo le pongo la mejor cara a mi vieja para que me deje salir- reí negando mientras seguía caminando y esperaba que el se acercara al lado mío, siguiéndome los pasos.

– O te podes escapar - murmuró con una sonrisa ladina.

– No, no soy tan vos Mau - sonreí y seguimos caminando rumbo a mí casa.

[...]

Me sorprendió que mi madre me haya dado el permiso tan fácilmente de ir a la casa de Monzón pero supongo que ya me tenía que soltar un poco mas, tenía 16 años y era buen estudiante; no tendría muchas razones por las cual decirme que no.
Me gustaría decir que fue un logro mio, pero estaría mintiendo. La convención la llamada de Mauro a mi teléfono diciéndome que le pase con mi madre que, la iba a convencer.