Speak Now/ Jeronica (One shot)

☁02.☁

"Entro a escondidas y veo a tus amigos
Y a su pequeña y presumida familia,todos vestidos de color pastel
Y ella le está gritando a la dama de honor
en algún lado dentro de la habitación
Llevando un vestido en forma de pastel."

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Cuatro días después, él la fue a buscar. No sabía bien que iba a hacer, siquiera sabía de qué iba a hacer capaz de hacer cuando la tuviera enfrente.

Ella había cambiado, todo había cambiado.

—Disculpe, ¿Se encuentra Veronica Lodge?—preguntó mirando alrededor, como si se sientiera vigilado o esperara verla.

—Lo siento, la señorita Lodge se ha ido por la mañana.

—¿A qué se refiere con que se ha ido?—alzo una ceja.

—Se fue, hacia el aeropuerto.

—Oh muchas gracias—se sintió desilusionado.

Su celular sonó y este antedió—Juggie—habló.

—Betty, ¿Qué ocurre?—preguntó mientras salía del hotel.

—El cura me ha confirmado que dentro de cuatro meses hay un lugar en la iglesia, para casarnos. ¿Lo reservo?

Este suspiró y miró hacia la calle—Si. ¿Llegaremos con los preparativos?

Betty soltó una risa—Me encargaré de eso. ¿Vienes a casa?

—Estoy en camino. Pasaré por pop's.

Este caminó hasta el lugar para que, al entrar, viera la morocha señalar un lugar en la pared mientras hablaba con una mujer que parecía anotar.—Vero—la llamó. Noto como ella llevaba su valija con ella. Estaba pronta para irse.

Ella se volteó y lo miró, tomó aire y le hizo una mirada a la chica que pareció entender y se fue.—Jughead.

—¿Por qué no me avisaste que vendrías?

—Pues, tuve intensión de hacerte una sorpresa pero te adelantastes—dijo con un tono divertido. La indiferencia le iba a doler aún más a Jughead, y ella lo sabía.

—Nunca vinistes.—murmuró mirándola.

—Tú has sido él que te fuistes, no ibas a pretender que yo te siguiera, ¿verdad?—negó—de igual, veo que has seguido, como deberías.

—El hecho de que actues fría y con indiferencia, no va a quitar el hecho de que te conozco y actúas con un método de defensa.

—¿Me disculpo por tenerme amor propio?—esta se cruzó de brazos y negó—Da igual, Jughead. Tú has seguido y mi vuelo sale en unos horas, así que tengo que terminar.

—¿Y solamente te irás?

Esta lo miró.—No creo que tu dulce princesa del norte quiera invitarme.—se encogió de hombros—seguramente me ve como una zorra.

—Pero no me importa como te vea ella. Y a tí no debería importarte.

—No lo hace—negó esta—Por algo me iré ahora mismo. Felicitaciones, a ambos—asintió, volviendo con la mujer.

Él la vio irse y no hizo nada más que voltearse para pedir aquello que iba a llevar.

(...)

Cuatro meses después, la morocha arrivó nuevamente. Tenía su pelo corto, una sonrisa radiante y vestía con un delicado vestido negro.

—Gracias por acompañarme, Katy.—sonrió mirando a su amiga.