Prólogo.

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Aclaraciones antes de leer: intenté ambientarlo al lore de league of legend (y de cada uno). Aun así, seguramente, algún detalle se me pasará por alto. Si eso sucede, pido disculpas, algunos detalles se cambiarán o serán modificados para que la historia me sea más amena escribir. Espero les guste este nuevo proyecto y, si es la primera vez que me leen, los invito a mi perfil que tengo varios fics más de esta, y otras parejas, de League of Legends. 

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—¿Qué?

El cuerpo de Aphelios despertó con una confusa expresión. Perdido, sin reconocer absolutamente nada a su alrededor. ¿Dónde estaba su habitación o su arena? Algo...

Ni siquiera su cuerpo reconocía.

—Este no soy yo.

Sett miraba de un lado a otro, no estaba en su territorio y sus inseguridades incrementaban al no entender ningún arma que tenía en frente.

—Aphelios —unas personas se colocaron en frente, espabilándole—. Es hora de tomar el veneno.

¿Veneno? Por supuesto que no. Sett no quería morir, no entendía por qué debería tomar un veneno de porquería.

Huiría de allí, en ese preciso instante. Y luego encontraría al desgraciado que le hizo esto.

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Estar rodeado de mujeres fue la última forma en la que Aphelios creyó que se despertaría algún día. Se meció con cuidado, no quería despertarlas, y tampoco destapar sus cuerpos; sus desnudeces apenas eran cubiertas por las sábanas.

Rascó su cabeza al sentirse molesto e incómodo... ¿Orejas? Eran orejas, ¿verdad? Encontró un pequeño espejo en el baño y comprobó, con temor, que se trataban de dos puntiagudas orejas.

—Despertaste temprano —volteó asustado, una de las muchachas estaba apoyada en el marco de la puerta con una sonrisa.

—¿Cómo? —se sorprendió al notar que podía hablar y debía tener cuidado con que no se le escapara ningún desaprobador comentario a la muchacha.

—Vuelve con nosotras, debes descansar antes de la pelea de esta noche.

¿Pelea? ¿Debía pelear sin sus armas? Aphelios se dejó arrastrar, en blanco por toda la situación.

Debía huir y regresar con su tribu, lo antes posible. 

SettPhel ─ Este cuerpo no es mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora