Mafia O'Dement[s]

Suga

Tierra día X/mes X/añoX

Día 5 en la tierra. He estado aquí para investigar la desaparición de la hija del idiota para quien trabajo. Seguramente la chica huyó de este lugar, que para otros demonios era terrible, pero para mí lo prefería a tener que convivir con los detestables humanos.

La noche estaba por caer, así que decidí prepararme para salir al lugar en donde me encontraría con Namjoon, él es el líder del gremio de demonios de alto rango que habitan en la tierra.

Me cambié y salí del departamento, camine hasta un carro deportivo negro que estaba estacionado afuera, subí al asiento del piloto, busque las llaves para encenderlo, puse en marcha al punto de encuentro. Después de 20 minutos de conducir por calles que comenzaban a iluminarse por farolas, la noche estaba por caer en la ciudad de Seúl. Llegué al lugar.

Era en un bar en el centro de la ciudad, que por fuera se veía bastante discreto, comparándolo con los muchos otros bares que pude ver durante el camino que tenían letreros con luces llamativas, este lugar tenía una fachada de un edificio sencillo, no tenía pintas de que fuera un bar, estacione enfrente del establecimiento. Baje del vehículo camine hasta donde estaba un chico, extendí mi mano y le entregué las llaves del carro, él solo se me quedo viendo entre miedo y asombro, aún así tomo las llaves. ¿de quién era el carro?, no sé ni me importaba averiguar de quién era, mi único interés por ahora era buscar a esa pequeña diablilla que huía de su padre.

Me acomode mi chaqueta negra, y camine hasta la entrada del establecimiento,  enseguida música azotó mis oídos, aún no había entrado y ya se podía escuchar la música desde la puerta, le mostré al que estaba de guardia una tarjeta que Namjoon me había dado, este la reviso y me cedió el paso. Entre al lugar, observé alrededor parecía un lugar agradable con luces neón típicas de una discoteca, una pista de baile y mesas con sillas altas.

Avancé por el lugar, habían chicos bailando y restregandose entre si, estaban demasiado ebrios. – humanos sin cerebro. –  Hice una mueca de desagrado y continúe con mi camino hasta la barra, me senté en uno de los bancos que había y ordene un tragó. Saque mi celular para buscar el contacto de Nam, y enviar un mensaje avisando que había llegado.

[Namjoon]

Estoy en el bar,
aparece pronto o me largó.

Envíe el mensaje y guarde mi teléfono, tomé mi trago esperando a que llegara.
Mientras esperaba, observé un poco alrededor. El olor a humanos y para colmo hormónales me parecía desagradable. Viendo cómo se comportaban, hacían que me convenciera de no querer vivir en la tierra, si o si tenía que volver.

Concentrado en odiar estar en este lugar, no vi en qué momento un idiota tropezó conmigo, derramando  cerveza que llevaba en su mano sobre mi.

Me levanté enojado, tomando del cuello de su camisa, el sujeto iba a protestar cuando levantó su vista, miro mis ojos que se llenaron de un color oscuro, su semblante palideció. Para un humano común y corriente ver a los ojos de un demonio seria como ver el mismísimo infierno. Ahogo un grito cuando abandone el agarré de su camisa para aprisionar su cuello, sonreí al ver su miedo reflejado en sus ojos, lo solté dando un fuerte empujón, haciéndolo caer. – Largo de aquí. – le ordene, lo que él acato de inmediato, huyendo muerto de miedo.

Observé como se perdía entre la gente. Sacudí el líquido que había quedado y volví a sentarme. – espero no haber llamado mucho la atención. – hablé para mí, ordene otro trago. Ver  miedo y desesperación en su rostro me recordó al tipo con el que me divertía día que fue Jackson a verme para decirme que esa chica había escapado.




(5 días antes)

En algún lugar del Inframundo.
Gritos desgarradores se escuchaban resonar por los largos pasillos de un edificio que había tomado como prisión, en medio de un poblado que parecía abandonado. En una de las tantas habitaciones del lugar, un desafortunado yacía atado sobre una mesa, de pies y manos sujeto por grilletes de metal. Desesperado por el dolor, suplicaba  que lo dejara salir de aquella terrible tortura.

– P-por f-favoor, déjame ir ya, juro que no volveré hace… - fue interrumpido por el dolor del metal clavándose en su carne una vez más, mas gritos desgarradores resonaron a lo largo del pasillo.

Una ronca voz mezclada entre una risa siniestra se dejó oír. – hablas mucho, ¿Qué tal si cortamos esa ruidosa lengua? – con la cuchilla que sostenía en su mano se acerco para abrir su boca y sacarla.

El sujeto lloraba por el dolor provocado, su lengua había sido cortada, no podía hacer más que lamentarse y retorcerse del dolor que sentía. Mientras uno sufría un terrible dolor y se ahogaba con su propia sangre, el otro reía, como si estuviera viendo lo más divertido del mundo.

Su diversión se vio interrumpida por una tercera voz. – Veo que te diviertes Yoon. – dijo el peliblanco entrando a la habitación, se acerco hasta donde estaba atado aquel torturado, saco un puñal con unos gravados en la hoja de la navaja, lo clavo justo a la altura del corazón, este ardió hasta consumirse en un instante.

–Lamento interrumpir, pero hay asuntos más importantes que atender, vamos– limpio la navaja de la sangre restante para guardarlo de nuevo en su funda que llevaba a la altura del abdomen. Hizo un gesto con la cabeza indicando que lo siguiera.