RM

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RM

Aquí estaba yo en la gran mansión, una gran y lujosa mansión, tenia a mi disponibilidad carros de alta gama, cuentas en el banco. Todo lo que un simple mortal pudiera desear. – ¿que si había sido fácil tener todo esto?  – Y una mierda. Claro que no. Pero te da ventaja ser un demonio bien parecido y con un alto intelecto.

Mientras revisaba papeleo que tenía acumulado en mi escritorio, recordaba como había sido eso.

Cuando llegue a la tierra era apenas un adolescente, tenía pocos recuerdos del como había salido del Inframundo, al llegar tuve la suerte de encontrarme con humanos que me enseñaron todo tipo de cosas. “Mercenarios” ellos me instruyeron en diferentes campos tortura, estafas, manejo de armas.

Aunque realmente no me explicaron demasiado. Con ellos era aprendes o te mueres en el intento. Allí pase la mayor parte de mi adolescencia, hasta que el líder se metió en líos y eliminaron a todos en el gremio, fui el único en salir con vida.

Eso gracias al humano que fue mi mentor, él se encargó de que pudiera escapar.

– RM escucha, eres muy joven aún, aprovecha tu inteligencia para algo bueno. Estudia chico, enamorate o yo que se, pero busca algo mejor que esto, te lo mereces. – se acerco a mi dando me un abrazo, lo cual me dejó perplejo. Él no era del tipo que te daba muestras de afecto en cualquier tipo de situación.

Se dio cuenta de mi asombro y río. – cierra la boca chico, y gracias por todo. – revolvió mi cabello, me alejo dándome un ligero empujón. – Vete, me encargaré de que no te sigan.

Enseguida escuché como llegaban varias camionetas negras, de dónde  bajaron sujetos armados hasta los dientes. Salí del lugar y como el dijo nadie me siguió.

De nuevo estaba solo. Pensando en las últimas palabras del tipo al que más fui cercano. Decidí entrar a la academia de policía en Seúl. Fue muy fácil ingresar, las clases  eran aún más, con el entrenamiento que había recibido del gremio diría que esto era como un juego de niños, a veces era bastante aburrido asistir, pero gracias a eso conocí al que seria mi mejor amigo y mano derecha, (J-hope) no es como si él fuera de lo más discreto, la primera vez que lo vi estaba metido en una pelea callejera.

Habían bastantes tipos con armas blancas, y el allí solo enfrentándolos  en ese solitario callejón. Realmente dude en acercarme y ayudarlo, pero pude sentirlo el era como yo (un demonio) me quedé por mera curiosidad. En toda mi estadía en la tierra nunca me había topado con alguien de mi misma naturaleza.

Me había topado con algunos Ángeles pero esos idiotas eran tan arrogantes como para poder entablar una conversación. No era como llegar y decir: Ey hola, eres un Ángel? Que casualidad yo soy un demonio. ¿Qué hay de nuevo bro?. Ustedes se imaginan algo así? Ja. Ja. Ja por qué yo no.

Bueno sigamos contado como conocí a mi mejor amigo y mano derecha.

Ese día caminaba por las callejuelas que daban a los dormitorios cercanos a la universidad, faltaba dos calles para llegar a mi departamento cuando observé al montón de gorilas rodearlo. Uno de los tipos de acercó desde su espalda para atacarlo. Por acto de reflejo, me lance al tipo para evitar que diera el golpe de lleno, logré tirarlo con facilidad.

Cuando tuve noción de lo que pasaba ya me encontraba a su lado derribando a los matones que caían uno tras otro con una sonrisa y la respiración entre cortada.

Desde ese día que nos conocimos formamos un gran vínculo, tiempo después reclutamos a un par de chicos para formar nuestro propio gremio. Cuatro chicos más para ser exactos. Dirán que son pocos pero, cada uno tenía un gran talento. Esto hizo que no fuera importante el número de integrantes, logramos acoplarnos bien cada misión fue éxito tras éxito.

Después de un tiempo después de graduarme de la academia, fui escalando puestos hasta captar la atención de los del servicio secreto, lo cual me dejó con una gran fuente de información a nuestra disposición, grandes contactos e informantes por todo Corea.

Nuestro gremio ganó bastante prestigio, que algunas veces nos contactaban del mismísimo Inframundo para controlar a los demonios que querían desertar para venir a crear caos en la tierra.

De esa manera conocí a Jackson, el era un demonio de alto rango. El era lo que llamarían en la tierra “un pez gordo” con mucho poder e influencia. Gracias a él nuestro gremio ganó fuerza y respeto así como odio, cada día surgían ingenuos que pretendían ser más fuertes y querer enfrentarnos para ocupar nuestra posición ante Jackson.

Sumido en mis recuerdos, escuché sonar mi celular que alertaba que tenía un nuevo mensaje.

Deje los papeles en el escritorio y tome el aparto para revisar quien era. Solté un suspiro al ver que se trataba de ese lindo chico llamado: "Suga". Él hace unos días me contacto diciendo que tenía una nueva misión de Jackson de nuevo, últimamente sus misiones solo eran problemas, pero no podía simplemente ignorarlo asi que con todo mi fastidio conteste su mensaje.

[Niñato del Inframundo]

Ya salgo para allá, no te largues.

Tome las llaves de mi preciada moto y mi chaqueta, para ir a dónde estaba ese pequeño malhumorado.

Después de un rato conduciendo en la moto llegue al lugar donde me estaban esperando, acomode el cubre bocas y la gorra que llevaba puesta para que no me reconocieran. A veces jhope se burlaba diciendo que parecía un paranoico, pero más vale prevenir.

Entre directamente al lugar. Busque con la mirada por todo el lugar al pequeño gruñon, hasta que le vi en la barra. Estaba tomando una copa de lo que parecía vodka, desde que llegó es lo único que he visto ingerir, ni siquiera comida, se quejó diciendo que eran demasiados sabores para su gusto. Supongo que al estar acostumbrado a la comida del inframundo que era como una pasta sin sabor... ahh!! Solo recordarlo me dan náuseas -¿Deberia insistirle en comer algo? Tal vez mostrarle que la comida puede ser deliciosa y que no solo el alcohol lo era... Vamos deja de divagar igual el chico no se quedará por mucho tiempo que más da. Sacudi mi cabeza intentando alejar esos pensamientos. 

Mafia O'Dement[s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora