↳Mafumafu
__En la noche más fría. En la noche más oscura. En la noche más mísera, y en la noche más triste; decidí escapar de casa.
Me es prohibido salir, a menos de que me den un plazo de unos días para estar afuera. Si ese corto plazo expira, debo decir adiós, sin embargo, hoy quería escapar de casa lo más antes posible, no podía soportar dicha tortura llamada tristeza, de esa tristeza de cuando darías la vida por volver a ver a alguien de nuevo a los ojos.
De esa tristeza que, te deja en una soledad silenciosa, fría, desesperante y sofocadora.Tristeza...sólo tristeza en su máximo esplendor.
Como si cada noche vistiera de gala e hiciera un recorrido turbio por mis mejillas.
La tristeza viste de cristal, es líquida y se derrama a cántaros sobre mi almohada.
La tristeza es salada, como el sabor de mis labios rotos justo ahora; extraño cuando aquel sabor más dulce que la miel quedaba plantado en estos, haciéndolos brillantes y con un tono ligeramente rosado, así como mis mejillas en ese entonces.
Soy todo lo contrario, mi piel es pálida, como las blanquecinas cuatro paredes que ahora me rodean, mis labios están secos y un poco lastimados por mi ansiedad.Mis ojos rojos perdieron su brillo.
Ahora son tan rojos como la sangre que cae de a gotas cuando cometo mi pequeña travesura suicida.
Antes eran tan rojos y bohemios como las rosas más rojas que alguna vez pudieron existir.Lo siento...
Mis pensamientos divagantes se fueron de nuevo por el cosmos de mi mente, como si fueran una bandada de pájaros buscando comida, sólo me dejé llevar por todo lo que siento ahora.
Sin más, me senté sobre las sábanas de algodón color blanco, así como mi cabello, y me dispuse a vendar mis antebrazos.
Te conozco lo suficiente, y cuando sepas que cometí el error de tomar el camino estúpidamente sangriento, pensarás que sólo cometí una idiotez, me lo dirás a la cara, sin miedos, porque me conoces tanto, que sé que no pensaste verme en este estado alguna vez.
Ahora, mientras las vendas blancas cubren mis marcas rojizas con un poco de sangre fresca, sonreí un poco, aunque las lágrimas son traicioneras y no tardaron en hacerse presente.La tristeza estaba de gala de nuevo.
Mis sollozos eran silenciosos, sorbía un poco de vez en cuando, pero eso no me impidió seguir con mi gran escape hoy.
Decidí tomar ropa nueva, no sería bueno que vieras tanto mi cuerpo, me doy asco.La figura que alguna vez tocaste con tus dedos, la piel en dónde dejaste besos apasionados, así como mordidas traviesas; ya no es la misma.
Estoy más delgado, no he podido comer muy bien, bueno, de hecho, no he podido comer nada desde la última vez que me viste o supiste de mí.
No me lo permito, no a estas alturas.
Sé que las arcadas comienzan, son dolorosas, pero de tan sólo pensar en haber comido algo antes de mi escapismo, me hizo estremecer.No puedo más, lo siento.
Caminé a pasos apresurados hacia el baño después de haberme vendado, me incliné en el retrete y tan sólo fue como una pequeña cuenta regresiva.
Tres...
No lo merezco...
Dos...
Ojalá tú puedas hacerlo, hazlo por mí
Uno...
En verdad, lo siento tanto...