La kumiho que vigila al diablo

Capítulo 3: El predicador

Las armas de fuego son peligrosas y lo sé porque Damon estaba en su contra decía que eran súper peligrosas más para mí.

Pero si hay algo más peligroso que las armas de fuego, son los predicadores de iglesia, hace poco llego uno, insulto horriblemente a la abuela de Arvin, ella preparaba comida tan rica y ese hombre la insulto.

Me encontraba en la preparatoria a la que asisten Lenora y Arvin, se habían vuelto mis amigos, los cuales nunca tuve desde la muerte de Damon.

Salí del edificio antes que Leonora, nunca había entrado a la escuela pero lo hacía para estar cerca de Arvin, una vez que salí vi Arvin, él estaba fumando y una vez que me vio se ruborizo y apago el cigarro.

-Madame-dijo abriendo la puerta del auto y cediéndome el paso.

Sonreí y entre al auto y el sonrió algo apenado.

-¿Que tal las clases de canto?-pregunto Arvin mirando su reloj y entrando una vez más al auto.

-Oh bien se podría decir eso-suspire y lo mire-Arvin dime después de lo de tu cumpleaños... ¿Acaso tu...?

-¿Si me enamore perdidamente de ti porque siento como una extraña fijación hacia ti y además una tensión sexual muy fuerte pero también romántica desde que arañaste con esas uñas largas a Tommy Matson? Si... lo estoy-rió cínicamente.

Baje la mirada y acomode mi cabello negro.

-Quiero intentarlo contigo pero no ahora, quiero tener un empleo estable, que tengamos una casa y ya luego casarnos y tener a nuestro primer hijo-dijo Arvin tomándome del mentón.

De un momento a otro nos miramos y si era el presiento que era mi amado Damon. El saco mi sombrero y acaricio mi cabeza.

-Se tu secreto Ahri, no eres de aqui, pero tienes estas orejas tan bonitas y wow tienes que decirme que eres-sonrió.

Suspire pesadamente.

-Soy un kumiho, vengo desde Busan en Corea, he visto al mundo envejecer si soy un ser inmortal, a veces llego a convertirme en la criatura que soy, lo que asemeja a un zorro de 9 colas-dije y lo mire.

-Pues para ser tan vieja te conservas muy bien-dijo Arvin-¿Te gustaría acompañarme a darle una lección a Tommy Matson?

Sonreí.

-Desde luego-

Estábamos a punto de besarnos cuando llego Lenora.

Arvin dio una calada al cigarro y arrancó para ir rumbo a la iglesia. Una vez que se estaciono, Lenora nos miró y rió.

-Chicos si estaban por besarse adelante, no me molesta que estén juntos y me den sobrinos tan hermosos-dijo Lenora.

-Cállate Lenora-dijo Arvin abriéndole la puerta a Lenora-Ire a dejar a la señorita Ahri a su casa.

-Pero si hoy cenara con nosotros-dijo Lenora.

-Pero debo llevarles un buen postre querida-dije.

Lenora se acercó a mí y me susurro.

-Por favor haz que mi hermano siente cabeza y sea feliz-

La mire y asentí.

Una vez que se bajó, fuimos a buscar a los que molestaban a la pequeña Lenora.

Arvin tenía una fuerza bestial, mientras que yo, les arrancaba los dedos meñique esto para que nunca encuentren el su final del hilo rojo.

...

Una vez que llegamos a la iglesia, suspiramos cansados y agitados.

-Hicimos bien-dije.

-Si...-dijo Arvin.

En eso me miro y me tomo de la nuca y unió sus labios a los míos.

Lenora entró al auto y escuchamos un chillido de ella.

-¡Que bellos!-dijo Lenora emocionada-A partir de ahora vendré sola al cementerio chicos para que tengan su tiempo para ustedes.

Arvin la observó y sonrió, para arrancar el auto y salir camino al bosque.

Una vez llegando a mi casa, se bajaron Lenora estaba fascinada y Arvin ya conocía mi casa si lo sorprendía espiándome después de ese incidente.

-Tu casa es súper hermosa Ahri-dijo Lenora.

-Es pequeña pero muy cómoda-dije al entrar y buscar en la cocina el postre.

Mientras estaba en la cocina los escuche a Lenora hablar con Arvin.

-Entonces... ¿Ya te le declaraste?-pregunto Lenora.

-Este... si y fue por eso que la acompañe hace rato-dijo Arvin

-A la abuela le encanta que pases tiempo con ella, dice que ambos se complementan-dijo Lenora-Y lo que contó en la clase de literatura va muy acorde con ustedes.

-¿Qué historiaconto?-