Interludio de Jeanette

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En un camino de la región Kanto...

Debajo de un frondoso árbol junto al camino, Jeanette había decidido hacer una pequeña parada. El sol empezaba a ponerse, así que eligió ese sitio para acampar allí por la noche. Dejando salir a su preciada Bellsprout, una de las mejores que habían sido criadas por el clan de los Fisher, le propuso que se detuvieran a descansar en ese lugar.

- Solo será un breve respiro, Bellsprout. – le dijo. – No voy a posponer más mi viaje apenas después de reanudarlo. Y ya pasamos suficiente tiempo entrenando después del Torneo del Domo de Batallas.

Jeanette frunció el cejo al recordar esa derrota. Ella, Jeanette Fisher, que tenía cuatro medallas, perdió contra esa chica, Iris, que no tenía ninguna. Decepcionada de sí misma, decidió tomarse un reposo de su viaje para entrenar mejor a su equipo. Decidió volver a Ciudad Celadon, donde ganó su primera medalla, para entrenar peleando contra los muchos entrenadores masculinos que no pudieron desafiar a Erika. Mientras estuvo allí, además aprovechó de visitar la famosa Tienda por Departamentos de Celadon, donde compró un Revestimiento Metálico para su Scyther, y encontró a alguien dispuesto a hacer un intercambio de ida y vuelta para ayudarle, así que ahora tenía un Scizor en su arsenal. También aprovechó de comprar un MT, para enseñarle nuevos movimientos a sus Pokémon.

Pero no podía quedarse en Celadon para siempre. De pasada, vio a aquella chica pidiéndole a Lorelei, la miembro del Alto Mando, que convenciera a Erika de concederle a su amigo, Ash Ketchum, una batalla por la medalla del gimnasio. Y luego de que el muchacho ganó la Medalla Arcoíris, Erika levantó la restricción para los retadores masculinos, y la noticia se extendió como el fuego. El número de entrenadores masculinos a los que podía enfrentar disminuyó significativamente, y Jeanette decidió que ya era tiempo de continuar su viaje.

- ¡AACHUUUU!

De repente, al estornudar, accidentalmente soltó una nube de esporas de Dulce Aroma. Temiéndose lo peor, miró a su alrededor en pánico, asegurándose que no hubiera nadie viéndola.

- ¡Bellsprout! – dijo su Pokémon, en tono de preocupación, mientras trataba de calmarla.

Respirando con alivio de ver que no había nadie cerca, Jeanette se abrazó a sí misma para tranquilizarse. Tenía que tener cuidado de no usar movimientos Pokémon por acto reflejo. Con un suspiro, Jeanette recordó la ocasión cuando supo por primera vez que era una bloodliner.

...

- ¡Te tengo! ¡Tú la traes! – decía una Jeanette de diez años de edad, jugando con la Bellsprout que se convertiría en su futura inicial.

- ¡Bellsprout! – La planta le respondió alargando su Látigo Cepa tratando de atrapar a Jeanette.

- ¡Hey! ¡Eso no es justo! – se quejó la niña. – ¡Yo no puedo usar Látigo Cepa, eso es trampa!

Para enfatizar su punto, Jeanette hizo los mismos movimientos que Bellsprout. Pero cuál sería su sorpresa cuando de la palma de su mano brotó una liana, que, fuera de estar hecha de energía verde, no era nada diferente de las que usaba Bellsprout al hacer Látigo Cepa, y casi la golpeó con ella.

Aunque se quedó en shock, Jeanette inmediatamente supo lo que eso significaba. Había escuchado mucho al respecto. Ella, Jeanette Fisher, era una bloodliner, de esas personas capaces de utilizar poderes como los de los Pokémon. También sabía que los bloodliners eran muy temidos y odiados por las personas normales, y había leído demasiados artículos anti-bloodliners como para pensar que podría terminar bien. Jeanette empezó a sentir miedo, ¿qué pensarían sus padres, cómo reaccionarían si llegaban a enterarse?

Pokémon Reset Bloodlines - Interludio de JeanetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora