A la luz de la luna roja

Capitulo 3

Sonreí mientras el me daba vueltas en el aire agarrándome a el con fuerza. Cuando mis pies tocaron el suelo lo abrace escondiéndome en su cuello sintiéndome mas viva. Estuvimos abrazados hasta que sonó la sirena para volver ha clase y sin poder evitarlo y caí por impulso le propuse escaparnos a pasar el día juntos pero me dijo que no podía ya que tenia que terminar de realizar la matricula suspire y lo acompañe hasta secretaria para que pudiera hacerlo una vez allí quería quedarme con el pero la secretaria me mando volver a clase obedecí sin rechistar al ver que el me lo pedía con la mirada.

Entre a clase justo a tiempo y me senté al lado de la chica que empezaba a parecerme algo repelente a pesar de que en un primer momento pensé que era la que mejor me llegaría a caer. y es que no terminaba de comprender por que a pesar de que le hacia todos los desplantes posibles seguía intentando hablar conmigo. Me senté en mi sitio y saque los libros primera vez en lo que llevábamos de semana y poco tarde en hacerse presente esa voz aguda que siempre rondaba a mi alrededor.

-Quien era ese chico?- pregunto apoyándose en parte de mi mesa con su característica sonrisa que dejaba ver unos dientes perfectos.

-Sigue sin ser de tu incumbencia... -ella hizo pucheros y yo negué levemente.

-Es tu novio?- pregunto con una sonrisa divertida.

-Siento decepcionarte pero el es gay y yo bisexual asique no, como es evidente no soy un tío,

-Ahh asique eres lesbiana? -sonrió- ya se algo mas de ti... yo también soy bisexual...

-Tampoco he preguntado pero bien por ti...

-Por que siempre eres tan borde?

-Por que yo no quiero hablar contigo- -al escuchar mi repuesta se enfado y miro al frente atendiendo.

Tras tres horas de insufrible tortura de clases y charlas de profesores en las que yo no conseguía prestar atención mas de cinco minutos dado a que solo podía pensar en que en cualquier momento sonaría la campana y yo podría verlo por fin y pasar toda la tarde disfrutando de su compañía.

En cuanto sonó la sirena me levante y salí corriendo de clase buscando a ese chico de pelo castaño y piel pálida por los pasillos y al llegar a la salida lo vi a lo lejos y corrí hacia el lanzándome a su espalda y agarrándome a el con fuerza. Sin que ninguno de los dos mediara palabra alguna salimos del recinto caminando hacia un parque y fue ahí donde me di cuenta de lo mucho que lo había echado de menos en estos últimos años, por que si tener un hermano que tampoco envejece es de las mejores cosas que la vida puede darte pero la parte mala de eso es que os podíais pasar años enfadados por culpa del orgullo y solo volver a hablaros en caso de que uno de los dos necesite l otro con urgencia como en este caso yo lo necesitaba a el.