Ana despertó en un cuarto completamente blanco. No recordaba cómo había llegado ahí, y una extraña sensación de frío recorrió su espalda. ¿Dónde estaba? Su mente estaba nublada, y antes de que pudiera moverse, escuchó el eco de unos pasos que se acercaban lentamente. La puerta se abrió...
Una semana antes...
Ana es una chica de piel clara y cabello castaño, de ojos brillantes y sonrisa fácil. Hoy cumplirá 21 años, y aunque no lo admite, su vida es un caos. Junto a su mejor amiga, María, una chica de 20 años, piel trigueña y cabello negro azabache, ambas viven como si el mundo les debiera risas y aventuras. Son inseparables y, como a menudo dicen sus amigos, "un desastre andante".
Narración de Ana:
Hoy me desperté sintiéndome increíblemente bien. No sé si es la emoción de mi cumpleaños o simplemente las ganas de vivir, pero algo dentro de mí me dice que este será un día especial. Bajo las escaleras y al llegar a la cocina, me topo con la imagen de una vagabunda dormida sobre la mesa, con restos de pastel alrededor.
Por supuesto, esa vagabunda es mi mejor amiga, que al verme se levanta y, sin pensarlo, me da un abrazo fuerte.
María: "¡Feliz cumpleaños, maldita perra!"
Ana: "Me lo dijiste a las 12 de la noche, estúpida."
Rápidamente la cocina se llena de música y risas cuando mis padres entran cantando "Feliz Cumpleaños" con un pastel decorado con todas mis cosas favoritas. Me sonríen, me abrazan y nos sentamos juntos para desayunar. Cuando estamos a punto de terminar, mi padre saca un sobre azul de su bolsillo y me lo entrega con una sonrisa misteriosa.
Papá: "Hija, sé cuánto te has esforzado este año, y también cuánto has soñado con esto. Así que... aquí tienes."
Mis manos tiemblan mientras sostengo el sobre. Me siento entre emocionada y nerviosa. Lo abro con cuidado, y noto que mis padres se cubren los oídos en una especie de broma... algo raro está pasando aquí.
Respiro hondo y leo lo que contiene.
Ana: "¡¡¡¡AAAAAHHHHHHH!!!!"
María: "¿Pero qué...? — se acerca a mi lado y al ver el contenido del sobre, también grita — ¡¡¡¡AAAAHHHHHH!!!!"
Saltamos como locas, gritando de alegría, sin poder creer lo que estamos viendo. Abrazo a mis padres con lágrimas en los ojos, completamente agradecida.
Ana: "¡Gracias! ¡Gracias! ¡No lo puedo creer!"
Mamá: "Creo que aún no te has dado cuenta de dónde será el concierto."
María se detiene un segundo y revisa las entradas con atención. Luego de un momento de silencio, sus ojos se abren como platos y me mira.
María: "¿Esto es... esto es para...?"
Ambas nos miramos y, al unísono, gritamos como nunca antes:
Ana y María: "¡¡¡¡VAMOS A VERLOS EN ESTADOS UNIDOS."
Ambas quedamos en shock. Era como si el tiempo se hubiera detenido. Mis padres sonríen, felices de vernos tan emocionadas, mientras María y yo intentamos procesar la noticia.