XXIV

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No 

Llevaba todo el día marcándole a Rosé. Aquella desafortunada llamada sólo le había generado más confusiones respecto a la relación que llevaba con ella. ¿Qué se hacía en estas circunstancias cuando no podía ni siquiera ir a reclamarle en su cara a esa persona?. Se sentía molesta y culpable. Aunque ahora se sentía más molesta que cualquier otra cosa. Había salido ardiendo de vergüenza y fastidio de la escena en el restaurante. No había pensado dos veces, solo había querido salir de ahí, alejarse de aquel nido de arpías que solo vivían para molestarla. Solo había pensado en salir y no dejar a la modelo en sus garras. Había nacido en ese momento la necesidad de protegerla. Y eso había sido un error garrafal. ¿Cómo demonios se le había ocurrido que la rubia iba a querer estar con ella después de todo lo que se dijo en la mesa?. Vaya que era estupida. Ya imaginaba lo que la rubia estaría pensando. Infiel Lisa. Por supuesto. La habían marcado así. Y era verdad. ¿Cómo se atrevía a besuquearse con otra persona así sin más teniendo pareja?. Park Chaeyoung posiblemente estaría pensando lo peor de ella, y no la culpaba. Y estaba en lo correcto. 

Muy probablemente la modelo se habrían sentido usada. Lisa así se hubiese sentido si estuviera en su lugar. Le había pedido en repetidas ocasiones que la besara, sin decirle que tenía pareja, o sea lo que sea que tenía con Rosé, lo peor es que la modelo era la que había mantenido el control, no había caído con sus súplicas. Incluso Lisa se había sentido un poco ofendida cuando ella se había negado en besarla aquella mañana cuando subieron a su habitación. ¿No le era suficiente ella? ¿Era un juego para ella? ¿A cuántas no había besado ya en su carrera?. Lisa frunció el ceño. Por supuesto que debía tener de sobra. Una lista infinita.

Yo debí de haber mantenido el control, se dijo Lisa. Ella debió de haberse mantenido lejos de esa modelo o cualquier otra chica que no fuera Rosé.

Pensar en lo que había hecho le apenaba sobremanera. Le disgustaba y enojaba, pero no con la modelo. Con ella misma y merecía que Rosé la ignorara, sea cual sea la razón. Lisa interpretaba como si el Karma viniera a cobrárselas. Tanto por Rosé como por la modelo. 

Subió a su habitación después del desayuno. Llevaba toda la mañana y parte de la tarde echada en su habitación del hotel. Marcaba de cuando en cuando, en repetidas ocasiones a Rosé y ella no había contestado. Ni si quiera lo había dejado sonar dos veces. 

Quizá sí eran esas energías negativas jugando con ella, pero sinceramente no sabía que había hecho para que Rosé estuviera así. Pensó que quizá se había enterado, pero no había posibilidad de ello. ¿Alguien le habría dicho? ¿Quizá Jennie? ¿Quizá Irene? ¿Quizá Jisoo en un arranque de locura?. No, no, no. Era improbable. Marcó de nueva cuenta pero esta vez la mandó a buzón directamente. Aquello comenzaba a doler sobremanera. Seguramente Rosé había apagado su teléfono.

¿Cómo arreglar algo que ni ella sabía qué era?

El día de mañana tendría su último juego. Su pase a Corea. Debería estar concentrada. Debería solo dejar de lado todo el problema y mantener la mente en blanco. No chicas de otros países por ahora. No modelos hermosas existiendo en el penhouse del hotel, a unos escasos pisos de ella. 

¿Estaría La rubia en su habitación? ¿Qué habría pasado con ella después del desayuno? ¿Qué pasaría entonces si subiera y la interceptara?. Sacudió su cabeza y se cubrió el rostro con la almohada. ¿Qué demonios? Estaba sufriendo por Rosé pero tenía esa estupida e increíble necesidad de volver a ver a la rubia. No, besar a la rubia. Haber estado sola tanto tiempo le había afectado física y mentalmente. Ahora su cuerpo solo la empujaba a pensar cosas estupidas, pero eso le pasaba por meterse en una relación a distancia. Se lo había advertido Jisoo, pero no hizo caso. Gruñó bajo la almohada. Era frustrante.

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