"Otro latir"

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~Hubo un tiempo en el que pensaba que para poder salir con alguien sólo tenía que esperar a que se me declararan, fue una de las pocas cosas que me inculcaron, como si de un padre nuestro se tratara , poco a poco me di cuenta que no tenía porque esperar, fue entonces cuando él apareció.~

Pensamientos como amor a primera vista?.. Eso es posible? Enamorarte de alguien a quién no conoces solo viendo su físico?. rondaron por mi cabeza todo el primer día de invierno, mientras las personas de mi alrededor mantenían la cabeza baja, mirando a su libro desesperados por que el tiempo pasara velozmente. 

Llegando al primer día de Bach, cuando ya se empieza a debatir quien santas serás en tu vida y debes centrarte lo máximo posible en ello, no pude hacer otra cosa que caer en la estupidez  por la que todos pasaban tarde o temprano, el amor. 

Cuando me di cuenta de la clase que me tocó, simplemente no pude evitar ilusionarme, convirtiéndose en mi primera meta, hacer amigos. Pues nunca antes me había sentido que fuera capaz de hacerlo, ya que para mí el acercarse y entablar una conversación con alguien que no fuera mis mejores amigas sonaba impensable, pero esta vez estaba convencida y preparada, estaba a dos años de irme de aquel instituto que había cambiado todo de mí, tanto por fuera como por dentro y ya era hora de hacer el último cambio.

Entro a lo que sería mi clase durante unos largos y espero que, divertidos meses. Mi entusiasmo al sentarme en primera fila junto a mi mejor amiga, era señal de que todo empezaba como la "seda", coloqué mis libros, viendo como el resto se preparaba para dar la primera clase del semestre. 

Fue en ese momento, mientras el profesor pasaba lista, al tiempo que escuchaba con atención todos los nombres procurando memorizar alguno, con la ilusión de que pudiera dirigirles la palabra, cuando llaman a la puerta, y tras ella una voz ronca diciendo - Puedo pasar?-  abriendo la puerta lentamente de forma intranquila,  él aparece, con la garganta reseca por el cansancio de saber que llegaba tarde y.... eso que llevaba era un chándal? Saben hace cuanto no veía uno? La última vez que me puse uno fue a los 13 años, y la verdad que no lo juzgo, en verdad me agradaban pero siempre pensé que de alguna manera me hacían más alta de lo que ya era, así que los tache de mi lista de "ropa en el armario". Aparte del extravagante atuendo, su aspecto era lo más corriente que había visto, sin lugar a dudas, el típico tío que ves por la calle.

Me convencí a mí misma, de que era un tío cualquiera que debía ponerse una alarma si sabía que al día siguiente había clase. Porque no fue suficiente haber llegado tarde, prosiguió a sentarse en una de las últimas filas, pesé haber sitios de sobra en la primera/segunda fila, donde los llamados amigos le echaron unas risas, como señal de que ya era costumbre en él, -el típico desobligado de la vida que pasa de todo- fue mi primera impresión y desde luego tomada sin ningún atisbo de duda.

Tras el primer día me percaté de lo mucho que lograba provocar risas a gran escala, la facilidad y tranquilidad que emanaba, simplemente me dio envidia, cómo lo hacia? Pensaba qué decir antes de hacerlo?, era algo natural? Y si es así, cómo lo podré hacer? Seré capaz de generar risas con la facilidad con la que él lo hace?...

Los días pasaban y me di cuenta, de que se encontraba no muy lejos de mí en el recreo, -incluso en los recreos se están riendo-, sólo ansiaba acercarme y escuchar que tan gracioso podía ser lo que decían, empecé a querer ser participe...tenía envidia? Porque pensándolo fríamente yo ya tenía amigos, sin embargo su grupo parecía tan transparente, no parecía haber problemas, o malos rollos ocultos, simplemente parecían ser ellos mimos, era lo que realmente buscaba en un grupo? fue lo primero que pensé. Qué había hecho exactamente para hacer nuevos amigos?. Era hora de moverme y sentirme útil, era hora de empezar a hablar, y no quise a nadie más que a ellos. 

Dato importante es que también dieron clase conmigo años pasados, mejor dicho "el año pasado", creo no haberlos visto en otro curso que no fuera el anterior, al menos no dado clase con ellos, por lo que ya habrían tenido una primera impresión de mí, supongo, tampoco sé cuánto resalto en una clase, o quizá ni se acuerdan de que fui con ellos, pues nunca he resaltado lo que se dice lo suficiente como para que recuerden por los menos mi nombre, de todos modos, sólo me quedaba cruzar los dedos.

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