Después de un día agotador en la universidad los ojos me daban pesados pestañasos de cansancio, no había dormido mucho estas últimas semanas tratando con los trabajos y proyectos que orientaban los profesores. Adoraba la materia pero era mucho para una sola persona.
Acomodando mis libros iba saliendo del aula, tenía una sed que dejaba mi garganta desgarradamente seca y mis pasos eran pesados. Compré un jugo a la salida del colegio y fui de camino a casa tranquilamente. Pasaría por algunos productos al mercado mientras se me diera el camino.
Con una bolsa y un paquete de papitas en las manos mi día se había alegrado perfectamente, no quería pensar en volver a casa y no encontrarme un alma que alimente la soledad del departamento. Siempre solo y aburrido, esperando días sin demasiado trabajo para dormir un rato y luego ponerme a dibujar mandalas, mirar la Tv o hacer nuevos proyectos.
No por que no quisiese llegar a casa pero tomé por un camino más largo, normalmente siempre aparecía algo nuevo cada vez que se me ocurría cambiar de rumbo y esta vez no fue mi excepción.
Una colorida tienda de mascotas con un cartel bien grande de: "🐱Adopta a tu mascota🐶" adornaban la gama del lugar. Sin pensármelo dos veces decidí entrar y echarle un ojo.
Un intenso color atardecer caracterizaba las paredes del lugar. Habían pocas personas y la que atendía el lugar era una mujer de unos cuarenta años junto a una chica de mi edad, la cual se ocupaba de los pagos. La tienda requería de muchas mascotas, entre ellas cachorros, los cuales tenían un buen cuidado y permanecían alegres ante los visitantes que acudían a su atención.
Echándole ojo a todo lo material me fui por las mascotas, cachorros de numerosos tamaños y colores movían divertidamente su cola de un lado a otro en sus pequeñas y acogedoras jaulas.
—Parece que les agradas —dijo la señora acercándose a mí mientras miraba al cachorro de mayor tamaño—. Tienes algo que les parece acogedor y familiar.
—¿Yo—? Me señalé a mí mismo. La señora me sonrió y asintió.
—¿Tienes mascota? —Negué inflando mis mofletes—. ¿Por qué no? Las mascotas son muy buena compañía.
—No lo sé, luego de complicarme no he podido estar muy a disposición de los demás.
—¿Y no necesitas de vez en cuándo a un acompañante?
—Pues lo he pensado, de vez en cuando me siento demasiado solo.
—¿No quieres adoptar uno? —Miré indeciso a la señora que me incitaba una seguridad. ¿No sería mala idea no?
—Está bien —Me convencí mí mismo. Así no estaría más solo.
—¿Cuál escoges?
Miré dedicadamente a cada animal, todos adorables, todos hermosos, todos tentadores. ¿Me los puedo llevar todos?
—Mmm~, ¿cree poder ayudarme?
—Los animales y sus dueños se deben de comunicar entre sí, es como si se entendieran.
Siento la comunicación fluir por mis ojos.
Pensé, tanto que sentí que iba a ser más complicado que diseñar un edificio. Todas tan tiernos, hermosos y juguetones, jamás había tenido una mascota y no sabía que debía hacer en estos momentos.
Y luego de un tiempo tratando de decidir apareció una preciosura que me dejó atónito, hecha ovillo en una esquina mientras dormía, su pelaje negro y brillante. Era la viva imagen de algún osito acogedor. No dude en elegirlo, era precioso.
—¿Cree que pueda ser aquel? —Le señalé a la mujer la cual sonrió y asintió.
—¿Sabes? Has elegido al cachorro más tranquilo del lugar, siempre anda durmiendo y comiendo, por eso está tan rellenito —dijo ella mientras lo acariciaba para despertarlo.
La masa de pelos gordita se movió bocarriba y la señora acarició su pansita mientras este movía su cola.
—Te han venido a buscas gordis. —Lo tomó entre brazos cargándolo como bebé. Se acercó a mí—. Mira, él va a ser tu nuevo papi, dile hola.
La bola de pelos como si entendiese meneó su cola y lloriqueó. ¿Qué significa eso? La mujer le acarició la panza y me lo entregó. Aquella cosilla pesaba un montón pero no dejaba de ser tierno.
—Hola amiguito, espero que nos llevemos bien. —Lamió mi nariz sin remordimientos y tuve que echarme a reír, jamás había experimentado esto.
—Acompañame para tomar sus datos. —me dice la mujer cerca de la mesa de pago. Toma una pequeña tabla con un formulario y comienza a rellenar las columnas de la hoja de papel—. ¿Qué nombre le pondrás?
¿Nombre? Apenas había pensado en eso y es como nombrar a un bebé, no sabía que ponerle, ¿Rosquita? o tal vez ¿Pelusa? no, parece para gato, ¿Mickey?, mmm~ o Guffy.
Todos y sin excepción de uno le quedaban bien, y era tan pero tan difícil que me daba dolor de cabeza.
—Vante —Solté de repente sin pensar. O sea, había inventado el nombre y no resultaba feo, era demasiado delicado. Diría que artístico.
—Mmm~, es lindo —dijo la chica de la caja de pagos ensamblando una sonrisa—. ¿Le comprarás algún accesorio?
—Sí pues, no tengo nada —Me acerqué a los estantes de venta y tomé lo que creía necesario: plato, juguetes, comida y accesorios de limpieza y cuidado. La chica me lo cobró todo y lo guardé en la mochila que gracias a dios era espaciosa—. ¿Cuánto debo pagar por él?
—Nada, nosotros los acogemos para que los adopten, no soportamos que las personas compren los perros, es como vender a una persona —Sonreí ante eso. Estaba de acuerdo, comprar un animal se veía mal.
—Bueno Vante, esperamos que te diviertas con tu dueño —declaró la señora despidiéndose.
—¡Muchas gracias! —Les agradecí con un pequeño saludo de cabeza debido a que mis brazos sostenían al perezoso animalito—. Muy bien, al parecer haremos una linda familia.
¡Hola a todos! Y sí, esto es una versión homo de: Puppy, It's That You?.
Espero que la disfruten tanto las personas que tal vez la han leído ya, como las que ahora disfrutan también las historias yaoi.
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𝐕𝐚𝐧𝐭𝐞, 𝐈𝐭'𝐬 𝐓𝐡𝐚𝐭 𝐘𝐨𝐮? • [𝐕𝐊𝐨𝐨𝐤]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚
Fanfic-¿V-van-te e-res tú? -le dije mientras tartamudeaba incapaz de hablar. Él solo me observó incrédulo y arrascó su cabello negro dudoso. ⚠ Apartado distribuido por la plataforma de Wattpad. Todos los derechos reservados a la autora. No se permite que...